SOBRE HERMAN KRUSE
Enero de 2010
Conocí a Herman Kruse en el año 1966, en la Editorial ECRO , en alguno de
sus viajes periódicos a Buenos Aires. Él ya colaboraba regularmente con
artículos para la Revista
“Hoy en el Servicio Social” (luego “Hoy en el Trabajo Social”) y yo comenzaba a
acompañar el proyecto profesional y editorial que se fue consolidando e
irradiando en toda América Latina bajo la denominación de Grupo ECRO.
Inicialmente manteníamos comunicación epistolar, básicamente
ligada a los aspectos operativos de la difusión y distribución de la Revista en Montevideo.
Herman fue Presidente del Segundo Seminario Regional
Latinoamericano de Servicio Social, realizado en Montevideo en 1966. El primero
se había llevado a cabo en Porto Alegre, Brasil, en 1965, presidido por Seno
Cornely; y el tercero en General Roca, Río Negro (Argentina), en 1967,
presidido por Natalio Kisnerman.
En octubre de 1967 nos volvimos a ver en un Encuentro sobre
Investigación en Servicio Social que organizó en el ISEDET (Instituto Superior
de Educación Teológica) de Buenos Aires, el Equipo para la Planificación Económica
y Social (PLANES), que dirigía Luis Osvaldo Roggi.
En mayo de 1968 yo dejé de participar plenamente en el Grupo
ECRO, en virtud de radicarme en San Clemente del Tuyú para abocarme a la
organización del área de Bienestar Social de la Municipalidad de
General Lavalle, en la provincia de Buenos Aires.
En julio de 1970, desempeñándome yo como Secretario
Académico de la Escuela
de Servicio Social de Posadas (Misiones), dependiente de la Universidad Nacional
del Nordeste, nos volvimos a encontrar en Montevideo en el Seminario
Internacional de Trabajo Social organizado por el Instituto de Solidaridad
Internacional (ISI), de la
Fundación alemana Konrad Adenauer. Se trató de un evento muy rico, pero también
muy crítico y tormentoso, de lo cual dan cuenta las crónicas de la época, y que
nos generó cierto distanciamiento por las posiciones diversas que se produjeron
ante la organización, coordinación y hasta los propios contenidos del
Seminario.
Al año siguiente, en el mes de marzo, participamos en
General Roca, Provincia de Río Negro, en el Primer Seminario sobre
Reconceptualización del Servicio Social, que organizó y presidió Natalio
Kisnerman.
De ahí en más, se interrumpió bastante nuestra comunicación,
a raíz de mi dedicación a la actividad política, a mi permanencia en la cárcel
durante 1976 después del golpe militar, y a mi posterior exilio en Lima, Perú,
hasta mediados de 1982.
No obstante seguimos intercambiando correspondencia,
especialmente a partir de la publicación de mi texto sobre “Antecedentes del
Trabajo Social en Argentina”, habida cuenta de que a Herman también le
interesaba la historia de la profesión y había escrito una “Historia de la
beneficencia y la asistencia social en el Uruguay”. Precisamente me decía en
una carta del 27 de abril de 1980: “Recibí tu libro, lo leí y te felicito por
el brutal trabajo de investigación histórica (yo que hice algo similar en el
Uruguay sé el tiempo que lleva compilar una cosa así).”
Nos reencontramos en Buenos Aires, en octubre de 1984, en
unas conferencias que dictó sobre la profesión; y en 1985 nos vimos en Tandil,
Provincia de Buenos Aires, pero en un marco más formal: fue uno de los Jurados
que dictaminó favorablemente para la obtención de mi cargo de Profesor Titular
Ordinario de la Facultad
de Humanidades de la
Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos
Aires.
Y en 1987 también fue uno de los Jurados en el Concurso en
el que obtuve mi cargo, que aún ejerzo, de Profesor Titular Regular de la Universidad de Buenos
Aires.
Años más tarde, en agosto de 1992, nos volvimos a encontrar
en Paraná, Entre Ríos en el XIV Seminario Latinoamericano de Trabajo Social,
organizado por ALAETS (Asociación Latinoamericana de Escuelas de Trabajo
Social).
En octubre de 1997 estuvimos en Mar del Plata, en las XIX
Jornadas Nacionales de Trabajo Social, organizadas por la Federación Argentina
de Asociaciones Profesionales de Servicio Social. Recuerdo especialmente
nuestras charlas sobre la profesión y también sobre política en Argentina,
Uruguay y Brasil, mientras caminábamos por la peatonal San Martín,
conjuntamente con José Paulo Netto, y luego durante el almuerzo.
Herman fue, sin duda alguna, uno de los primeros y más
lúcidos pensadores que tuvo nuestra profesión desde aquellos años de los
inicios del Movimiento de Reconceptualización del Trabajo Social. Escribía
fundamentando, y fue punzante y hasta “duro” en alguno de sus libros, en su
caracterización de los sectores tradicionales de la profesión.
Vivió en Buenos Aires a comienzos de la década del 50,
mientras estudiaba teología en la Facultad Evangélica
de Teología. Tuvo también, además del trabajo social y la política, otros
intereses, como el periodismo, la literatura y la filatelia. Estas actividades dan cuenta de un hombre
sensible y conectado a su tiempo y a su sociedad, como también lo muestran sus
escritos profesionales.
La editorial Hvmanitas le publicó la novela “A comienzos del
otoño del 33” .
Creo que Herman nunca supo que fui yo quien, en una conversación informal en la
editorial, sugirió que la novela se publicara con su nombre real y no con un
seudónimo, tal como él lo había propuesto inicialmente.
Lo vi por última vez en noviembre del 2000, en Montevideo
-su ciudad natal- en ocasión del 8º Congreso Nacional de Servicio Social del
Uruguay. Mientras tomábamos un café, junto a Estela Grassi, me contó de sus
problemas de salud post-operatorios, pero también de su buen ánimo para
continuar “peleando”. Como si fuera un ritual de todas las veces que nos
encontrábamos, hablamos de los temas de siempre: trabajo social y
política.
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