NOTA PUBLICADA EN EL
SEMANARIO "MIRADAS AL SUR" - Buenos Aires - Marzo 18 de
2012
MACRI, GULMANELLI Y LOS
POBRES
Un grupo de niños que vive en
la Villa 31 de
Retiro concurre a una escuela primaria, dependiente del Gobierno de
la Ciudad ,
distante a unas 30 cuadras de sus casas. Las diversas dificultades que se les
presentan para asistir a la escuela (de seguridad ante el tránsito, de
colectivos que no les paran en el barrio, de costos económicos) llevó a sus
padres a reclamar, desde hace dos años, que el gobierno de Mauricio Macri les
asigne dos micros para el traslado de sus hijos. El gobierno del partido PRO se
negó firmemente a las reiteradas solicitudes de los vecinos y ello concluyó con
una movilización que interrumpió y cortó el tránsito vehicular en esa zona del
barrio de Retiro.
La irrupción en las calles de las
familias desoídas por la pertinaz insensibilidad social del gobierno de Macri,
sacudió irremediablemente la modorra y el retardo clásico (ante este tipo de
necesidades) que caracterizan a los funcionarios del PRO.
Y, entonces, apareció en el
firmamento Máximiliano (Max) Gulmanelli,
para negociar alguna alternativa de resolución del ya muy dilatado problema.
Max, el Director General de Educación de Gestión Estatal del Ministerio de
Educación de la ciudad, citó a los padres y, en la sala del ministerio donde
estaban reunidos para dialogar y conciliar posiciones, los rodeó con
agentes de la Policía
Metropolitana.
Se trata del mismo ministerio en el cual Macri había designado en 2009 a Abel Posse, aquel cónsul de dos
dictaduras, en reemplazo de Mariano Narodowski que tenía empleado en su cartera
al célebre espía Ciro James.
Seguramente los papás de los niños
se habrán sentido cálidamente protegidos y contenidos por la policía que el
funcionario Max ordenó ingresar. Nada garantiza mejor el diálogo sincero y
productivo de los ciudadanos con sus gobernantes, que la presencia de policías
en una reunión, resoplándole a uno en la nuca, mientras intenta articular
argumentos para reivindicar necesidades no satisfechas. Y esto acaba de ocurrir,
ahora en marzo de 2012, en democracia.
Si se hubiera tratado de una reunión
con padres de escuelas privadas, confesionales o no, ¿el gobierno de Macri los
hubiera rodeado con policías, mientras dialogaban?
Precisamente el Ministerio de
Educación de la ciudad de Buenos Aires, ¿induce, con este tipo de prácticas
policíacas, a fortalecer el prejuicio clasista y estigmatizante de que los
pobres serían agresivos y violentos?
Los padres de los niños a quienes no
se les asignan dos colectivos para poder concurrir a estudiar, ¿cómo se sentirán ante semejante maltrato y autoritarismo?
El retrógrado accionar de Gulmanelli, ¿incentivará en ellos
una posible reacción de violencia simétrica a la que
recibieron?
Las familias vulneradas, ¿podrán
confiar mañana en el diálogo, como mecanismo fértil y maduro para la resolución
de conflictos en democracia? ¿les brindará confianza este tipo de instituciones
y este tipo de dirigentes?
Gulmanelli no es un joven
funcionario sin antecedentes. Graduado en el CONSUDEC (Consejo Superior de
Educación Católica) y en la Universidad
Católica de Santiago del Estero, fue -desde 2004 hasta 2008-
asesor del Dr. Santiago de Estrada (Secretario de Estado de las dos últimas
dictaduras) en la
Vicepresidencia 1ª de la Legislatura de la ciudad de
Buenos Aires. Fue miembro fundador de la
Red Luján , de dirigentes políticos cristianos,
Secretario del Departamento de Escuelas Parroquiales del Arzobispado de Buenos
Aires, y Director y Rector de diversos institutos y colegios católicos. Entre
2008 y 2009 fue Jefe de Despacho de la Vicejefatura del Gobierno de
la Ciudad. Desde 2010,
es conductor -junto al sacerdote Guillermo Marcó- del programa “Entre el cielo y
la tierra”, de Radio Rivadavia. Conductor, también, del programa “Siempre hay
más”, en Canal 21 perteneciente al Arzobispado de Buenos Aires. Presidente de la
Fundación Fragua, con sede en la Capital Federal, desde 2009. Completando sus
distinguidos antecedentes, fue Coordinador General de Hogares de la Fundación Felices
los Niños, dirigida por el Padre Julio César Grassi, condenado a 15 años de
prisión por abuso sexual de adolescentes, que estaban internados en el “hogar”
de la propia Fundación.
Tanta tradición “cristiana” no le
impidió a Gulmanelli violentar, discriminar y estigmatizar a los padres de los
niños pobres, rodeándolos durante la entrevista de conciliación con agentes de
la Policía
Metropolitana , mientras intentaban acordar una solución al
conflicto.
¿Cabría pedirle a Macri, como Jefe
de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, la sustanciación de un inmediato
sumario y la remoción del Director General Gulmanelli del cargo, que pertenece,
nada más y nada menos, que al área de educación?
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