LAS NUEVAS DAMAS DE BENEFICENCIA
Publicado en Revista "Realidad Económica" Nº 180. Buenos Aires. Mayo/Junio de 2001.
Hace algunos días, la Fundación Novum
Millenium, ligada al cavallismo, organizó una cena de caridad en el lujoso
hotel Marriot Plaza, recaudando 300 mil dólares para la Fundación Felices
los Niños, conducida por el sacerdote católico Julio César Grassi,(1) también
ligado proselitistamente a Cavallo. En el espectáculo benéfico actuaron Raúl
Portal (vicepresidente de la
Fundación dedicada a la infancia), el mago Emanuel, la
cantante Adriana Varela y el bailantero Ricky Maravilla. Entre los 350
asistentes participaron políticos y empresarios. Entre estos últimos asistieron
y contribuyeron con su óbolo representantes de FIAT, Techint, Macri, Soldati,
Repsol-YPF, Roemmers, Telefónica, Toyota, Socma, Exxel Group, Aguas Argentinas,
Coca-Cola, Citroën, Autopistas del Sol, Peugeot, Deheza, Zanon, BGH, Ledesma,
Banca Nazionale del Lavoro, Caja de Valores, Banco General de Negocios,
Deutsche Bank, etc. Entre los políticos
destacaron Adolfo Sturzenegger, Diego Santilli, Carlos Ruckauf y Domingo
Cavallo. La ausente mirada de los niños pobres iluminó la feliz velada de cena
y baile. Más de uno de los
benéficos comensales (políticos o
empresarios) seguramente habrá pensado
¿qué sería de nosotros sin los pobres?.
En 1900, Alfredo Palacios (quien
cuatro años después fue el primer diputado socialista de América Latina) decía:
“Desgraciadamente las sociedades de beneficencia son mistificaciones burdas con
que se engaña a los tontos. Están formadas en su mayor parte por encopetadas
burguesas que consideran deprimente acercarse a un conventillo para enterarse
de la situación del miserable. Dan fiestas y kermeses con el objeto de exhibir
fastuosos trajes y brillantes alhajas. El pobre es lo último que se tiene en
cuenta por estas caritativas damas”.
Hoy, a más de cien años, los
representantes de los sectores de riqueza más concentrada del país cenaron
alegremente y pagaron a precio de oro
las camisetas de Boca Juniors y River Plate (subastadas en la ocasión), evidenciando
su enorme vocación por los pobres. De la
tradición española recordamos aquellos versos que decían: “el señor don Juan de
Robres, con caridad sin igual, hizo hacer este hospital, y primero hizo los
pobres”.
Nos resistimos a aceptar
acríticamente la “bondadosa” beneficencia que “cae magnánimamente” sobre las
familias previamente empobrecidas, como consecuencia de decisiones políticas
que contribuyen a modelar sociedades más desiguales.
En este caso, la particular
gravedad del episodio deviene de la presencia de los gobernantes, la cual
simbólicamente estatiza una práctica estructurante de la desigualdad social.
Nítidamente podemos observar cómo
se viene cristalizando el reenvío de la asistencia (como derecho social) hacia
la caridad privada (como gracia arbitraria). Si, en el transcurso histórico,
veníamos avanzando de la caridad y la beneficencia hacia las políticas
sociales, ahora estamos retrocediendo vertiginosamente y resulta claro el
retorno desde las políticas sociales (entendidas como derecho) hacia la caridad
privada (como figura optativa, a asumir voluntariamente por los sectores
pudientes).
El empleo, el salario y las
políticas sociales universales (de carácter preventivo especialmente), nos
conectan con una propuesta de sociedad que tienda hacia la integración y no
hacia la exclusión; hacia la equidad y no hacia la injusticia social; hacia el
fortalecimiento de una nación para todos y no hacia la dualización de sus
habitantes, con derechos marcadamente diferenciados, según pertenezcan a uno u otro
sector social.
La pérdida de la noción de la
asistencia como derecho se emparenta con los actuales procesos de
refilantropización. Cabría recordar que siempre los filántropos necesitaron más
a los pobres, que los pobres a los filántropos. Ojalá que esta afirmación no se
consolide definitivamente con relación a la clase política de nuestro país.
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(1)
El cura Julio César Grassi fue detenido (por unos pocos
días) el 24 de octubre de 2002 por corrupción de menores, acusado de abusar
sexualmente de adolescentes, cuando los mismos estaban internados en el Hogar
que la Fundación
posee en la localidad de Hurlingham. El 10 de junio de 2009 fue condenado a 15
años de prisión por los delitos cometidos, pero aún así continúa en libertad y
hasta con permiso para visitar el Hogar de niños y niñas que él dirigía y donde
abusó de los menores.
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