Publicado en Diario "Tiempo Argentino". Buenos Aires. Agosto 13 de 2010.
LA ÉTICA PROFESIONAL Y LA
MEMORIA
Unos colegas y amigos de Bahía
Blanca me enviaron la noticia de la reciente decisión adoptada por el Tribunal
de Ética del Colegio de Profesionales de Servicio Social de Neuquén. En una
medida ejemplar, que entiendo es la primera de este tipo en el seno de nuestra
profesión de Trabajo Social, convocaron a juicio al asistente social Ricardo
Grisotto, comprobando que este profesional “era responsable de haber violado
principios éticos, priorizando su condición de informante del Ejército en los
años de la dictadura militar que encabezó el entonces general Jorge Rafael
Videla”.
En virtud de este juicio (al que
Grisotto fue convocado para defenderse de las acusaciones y al cual no se
presentó a testificar), el Colegio resolvió retirarle la matrícula profesional y
expulsarlo de la organización. Este asistente social había sido colaborador y
miembro informante del Ejército Argentino, reportando los datos que obtenía al
Batallón 601 de Inteligencia.
Dicho juicio demostró que Grisotto
“violentó el secreto profesional habiendo utilizado información propia de su
trabajo en el Hospital Central de Neuquén “Castro Rendón” para su tarea de
informante, desplegando además una actividad de inteligencia paralela a su labor
profesional”.
El Tribunal de Ética estuvo
integrado por los colegas Graciela
Lencina, Omar Pinchulef y Darío González, habiendo señalado en el fallo que
"Resulta probado que se desempeñó como agente de inteligencia y que su función
era involucrarse con organizaciones sociales, receptar, clasificar y derivar
información a su destacamento". Agregando que "la conducta del licenciado
Grissoto es reprochable desde la ética social, democrática y de los derechos
humanos y mucho más reprochable desde el campo de la ética profesional".
Mencionaron como agravante que "se trata de una persona cuyos estudios
universitarios le exigen justamente promover y respetar los derechos humanos y
los principios democráticos”.
Asimismo, la licenciada Alicia Pizarro, ex compañera de trabajo de Grissoto en el hospital provincial "Castro Rendón" de Neuquén e impulsora de la denuncia, dijo que "cuando Grissoto apareció la lista de los servicios" quedaron muy afectados "por haber compartido muchos años de trabajo con una persona que ha sabido de todas las intimidades que tiene esta profesión". "De todas formas uno no puede quedarse con lo emocional sino que tiene que seguir apostando a la memoria porque sabemos que profesionales de todo tipo han sido parte del engranaje del terrorismo de Estado”.
Asimismo, la licenciada Alicia Pizarro, ex compañera de trabajo de Grissoto en el hospital provincial "Castro Rendón" de Neuquén e impulsora de la denuncia, dijo que "cuando Grissoto apareció la lista de los servicios" quedaron muy afectados "por haber compartido muchos años de trabajo con una persona que ha sabido de todas las intimidades que tiene esta profesión". "De todas formas uno no puede quedarse con lo emocional sino que tiene que seguir apostando a la memoria porque sabemos que profesionales de todo tipo han sido parte del engranaje del terrorismo de Estado”.
Otras colegas también, como Nilda Eloy y Silvia Roca (secretaria del Colegio neuquino)
formularon declaraciones periodísticas que reafirman la importancia de este
dictamen, en la línea de la defensa de los derechos humanos y de la recuperación
de la memoria colectiva.
Igualmente, Lolin Rigoni, de la Asociación Madres
de Plaza de Mayo, filial Alto Valle de Río Negro y Neuquén, aseguró que
"Grissoto fue como un Astiz (Alfredo) aquí dentro de las Madres", aunque aclaró
que "nunca participó del Grupo de Apoyo o en las reuniones, pero sí estaba en
contacto permanente y asistía a las marchas".
Estos colegas en particular y el
Colegio de Profesionales de Servicio Social de Neuquén en su conjunto como
institución, honran y dignifican a nuestra profesión de trabajadores sociales y
a la sociedad toda. Sus testimonios, su valentía, oxigenan la vida y,
probablemente, estén marcando un hito, un rumbo, en el Trabajo Social argentino
y latinoamericano en la perspectiva de la revalorización de una ética y un
compromiso profundo puestos al servicio del mejoramiento
social.
Por su parte, la colega misionera Silvana Martínez, recientemente electa
como Presidenta de la Federación
Argentina de Asociaciones Profesionales de Servicio Social
(FAAPSS), emitió una valiosa declaración donde expresa el reconocimiento y apoyo
a los colegas del Colegio de Profesionales de Servicio Social de Neuquén,
remarcando que “desde la FAAPSS , acompañaremos y propiciaremos
la continuidad de estas acciones en todos los colegios y asociaciones miembros,
como parte de una política de Memoria, Verdad y Justicia, no sólo hacia el
interior del colectivo profesional, sino hacia nuestro pueblo, poniendo claro
nuestro compromiso como trabajadores sociales argentinos, de fortalecer y
acompañar los procesos de emancipación social de nuestros pueblos
latinoamericanos”.
Este verdadero ejemplo de los
colegas neuquinos podrá ayudarnos a los trabajadores sociales -y también por
supuesto a otros profesionales- a rescatar otro nivel de la necesaria memoria,
aunque de escala diferente, pero también muy importante. Es el referido a
aquellos intelectuales y técnicos que sistemáticamente asumen funciones
profesionales de relevante rango en las sucesivas dictaduras militares. Y que
luego, en los períodos de recuperación democrática, se metamorfosean y reciclan,
pasando inadvertidos o como “técnicos neutros”, hasta la siguiente dictadura en
que vuelven a asumir cargos similares.
En el campo de la acción social, hay
muchos casos de personajes que intervinieron en las dictaduras de
Lonardi-Aramburu iniciada en 1955; de Onganía-Levingston-Lanusse iniciada en
1966; y de Videla-Viola-Galtieri-Bignone iniciada en 1976. Fueron colaboradores
y partícipes de primer grado en esas dictaduras como Ministros, Secretarios,
Subsecretarios y, más tarde, aprovechándose de la desmemoria que nos suele
invadir, como ciudadanos y profesionales, continuaron en nuevas funciones
durante los períodos democráticos, mientras quedaban atentos y prestos para
revistar, como si nada, en la próxima dictadura.
En estos casos, también resulta
trascendental mantener actualizada la memoria, porque las dictaduras no emergen
sólo por la terrible acción de los uniformados, sino también -y tal vez
principalmente- por la gestión y apoyatura de ciertos civiles, muchos de ellos
profesionales reconocidos.
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