RODOLFO BARRA: ¿formador de trabajadores
sociales?
Febrero de 2010
Rodolfo Carlos Barra es un
destacado abogado católico, egresado de la Universidad Católica
Argentina. Docente en la UBA ,
en la UCA , en la Universidad de La Matanza y en la Universidad Austral.
Colaborador del Opus Dei y del
Consejo Pontificio para la
Infancia.
Actualmente patrocina al
gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá, en el amparo presentado contra el Fondo del Bicentenario.
El 17 de setiembre de 1974, el
gobierno de Isabel Martínez de Perón intervino la Universidad de Buenos
Aires poniendo al frente de dicha prestigiosa casa de estudios al abogado Alberto Ottalagano, un
reconocido fascista que ostentaba en público el saludo nazi, autor de un libro
de título guapo: “Soy fascista, ¿y qué?”
Barra fue colaborador de
Ottalagano, quien lo designó en ese mismo mes de setiembre de 1974 como Delegado Interventor de la Escuela de Servicio Social
de la UBA ,
permaneciendo en la conducción de esa institución formadora de trabajadores
sociales hasta el año 1977 (ver libro “Historia del Trabajo Social en
Argentina”, Espacio, 2007).
Durante 1977 Rodolfo Barra se
incorporó como socio al Estudio Demaría, Fernández Cronenbold & Barra. Su
extensa actividad pública se desenvolvió durante el gobierno de Carlos Menem.
Fue Viceministro de Obras y Servicios Públicos (de 1989 a 1990, durante la
gestión de Roberto Dromi) y Viceministro del Interior.
Desde el 25 de abril de 1990
hasta el 20 de diciembre de 1993 fue miembro de la Corte Suprema de
Justicia, y el 16 de junio de 1994 asumió como Ministro de Justicia de Menem,
cargo que desempeñó hasta el 10 de julio de 1996 en que debió renunciar por
diversas revelaciones públicas sobre su militancia juvenil.
Tanto la revista Noticias, como
el periodista Horacio Verbitsky en el diario Página 12 señalaron que Barra, durante
la década del 60, había militado en la Unión Nacionalista de
Estudiantes Secundarios (UNES), uno de los brazos del grupo ultranacionalista Tacuara. Y que también había sido
detenido en esa época por un atentado contra una sinagoga. Por otra parte, hicieron
público que por los años 90 Barra era accionista de un hotel “alojamiento” de
procedencia familiar en la zona de Recoleta, lo cual colisionaría con su acendrado y manifiesto catolicismo.
Después de 1996 fue designado
Presidente del Directorio del Organismo Regulador del Sistema Nacional de
Aeropuertos (ORSNA). Y el 13 de diciembre de 1999 asumió como Presidente de la Auditoría General
de la Nación ,
cargo que desempeñó hasta el 1º de febrero de 2002.
Barra, lúcido representante del
conservadurismo católico, que llegó a ser también Convencional Nacional
Constituyente desde mayo a agosto de 1994, se desempeñó como un polifacético
cuadro del menemismo, ocupando cuanto cargo público le quedara a mano. Y en la
actualidad se pone al servicio de Rodríguez Saá en contra del gobierno de
Cristina Fernández de Kirchner.
Toda sociedad requiere de buenos
maestros y es necesario valorarlos, reconocerlos y recordarlos. Pero hay
“maestros no buenos”, a los que también es necesario recordar por su accionar o
sus enseñanzas o ejemplos contrarios a los principios que sostienen la
disciplina que es objeto de enseñanza. Es necesario recordarlos como un acto de
justicia y de memoria para ubicar a cada cual en la actuación que le cupo y en
las tareas que desempeñó y desempeña.
El Trabajo Social es una
profesión que se inscribe en la perspectiva del bienestar y la justicia social
y, por ende, en la vigencia irrestricta de los derechos humanos en su más
amplia acepción y sin discriminaciones de ninguna índole. La trayectoria de Barra
no parece ser compatible con estos objetivos.
¿Qué recuerdo tendrán aquellos
estudiantes de Trabajo Social que, desde setiembre de 1974 hasta el año 1977,
tuvieron en la Escuela
de Servicio Social de la UBA
donde cursaban, a un personaje del perfil del abogado Rodolfo Barra como
Delegado Interventor, del a su vez Interventor de la Universidad , el
fascista Alberto Ottalagano?
Para
beneficio de los alumnos y de la sociedad, una persona del accionar cívico y
profesional como Rodolfo Barra seguramente no sería elegida, en la actualidad,
para estar al frente de una institución educativa como la Carrera de Trabajo Social
de la UBA.
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