viernes, 14 de junio de 2013

MACRI, EL GRAN CONSERVADOR

Nota publicada en el Diario "Página 12" de Buenos Aires. Junio 6 de 2013. página 12.


                                                                                                 Norberto Alayón (*)
(*) Trabajador Social. Profesor de la Facultad
     de Ciencias Sociales-UBA

Tras la enorme inundación que se produjo en la Capital Federal el pasado 2 de abril, la cual ocasionó ocho muertes e innumerables perjuicios económicos para los vecinos de las zonas afectadas, el gobierno de la ciudad debió asumir un programa de indemnizaciones para los inundados.

Para ello constituyó un fondo de subsidios, en base a la reasignación de partidas presupuestarias y al recorte de 130 millones de pesos de distintos programas de asistencia social. En abril fueron 40 millones y luego otros 70 millones recortados del Programa Ciudadanía Porteña. Otros 20 millones provienen del Programa de Rehabilitación de Conjuntos Urbanos del Instituto de la Vivienda de la Ciudad. Veinte millones más se reasignaron desde partidas de los ministerios de Hacienda y de Espacio Público. En síntesis: de ese total de 150 millones, el 86,66 % proviene de recortes a programas sociales en vigencia. Sobre los 70 millones, más tarde el Gobierno informó que retornarían al programa Ciudadanía Porteña en el segundo semestre del año, por la vía de una ampliación presupuestaria que primero tendrá que ser aprobada por el Poder Legislativo.

El objetivo general del Programa Ciudadanía Porteña "Con todo Derecho", dependiente del ministerio de Desarrollo Social de la ciudad, es “disminuir los niveles de desigualdad en la CABA. Para lograrlo, brinda un subsidio mensual que mejora el ingreso de los hogares en situación de pobreza o indigencia. El subsidio se utiliza únicamente para la adquisición de alimentos, productos de limpieza e higiene personal, útiles escolares y combustible para cocinar, y está condicionado al cumplimiento por parte de los hogares beneficiarios de obligaciones en educación y salud”. Por su parte, el programa de Rehabilitación de Conjuntos Urbanos del IVC está destinado a las villas de la ciudad.

¿Por qué el gobierno de Macri recorta fondos de los programas destinados a los sectores más necesitados de la sociedad?  ¿Por qué este gobierno de la ciudad de Buenos Aires, ante la emergencia, no apela a reducir otras partidas, evitando perjudicar a los más débiles?

El politólogo y sociólogo norteamericano Alan Wolfe desarrolla agudamente la idea de que “quienes abogan por un menor gasto gubernamental en los programas sociales, saben lo que hacen, pues dada la función de acumulación del Estado, la única manera en la que puede reducirse la actividad gubernamental es por medio del ataque al punto más democrático, que es la política de bienestar social. Lo que está en juego no es una abstracción llamada “gasto” o “política”, sino las necesidades reales de la gente real. Por consiguiente, la estrategia política más inmediata para la gente común tendría que dirigirse tanto hacia la preservación como hacia la expansión de los servicios del gobierno”. Y agrega Wolfe, “… la mayor parte del gasto estatal es popular, no en un sentido abstracto, sino en cuanto afecta a los individuos en particular (seguridad social, hospitales, compensaciones de desempleo, etc,). El silogismo es inmodificable: el gasto en bienestar social es democrático; algunos (la tendencia antiestatista) quieren eliminarlo o reducirlo sustancialmente; quienes proponen eso se vuelven antidemocráticos. En otras palabras, el ataque a la actividad gubernamental se ha convertido en un ataque, no demasiado bien disimulado, a la democracia misma”.

Con los recortes a los programas sociales (ya de por sí insuficientes), el gobierno de Macri habilita a que los pobres de la ciudad subsidien a los inundados de la ciudad. Con frecuencia, se escucha a los sectores mejor posicionados económicamente, quejarse de que son ellos los que contribuyen, con sus impuestos, a mantener a los “vagos y perezosos” que prefieren vivir de la asistencia social del Estado. En esta ocasión, ¿qué pensarán de la “solidaridad coercitiva” que Macri le aplicó a los pobres para indemnizar a los propietarios de comercios, viviendas, automóviles; en suma, para resarcir a otros ciudadanos que no son tan pobres como ellos?

Macri forma parte y, como tal, interpreta y representa fielmente las posiciones y los intereses de los sectores más conservadores de la sociedad, en contra del bienestar general. ¿Tendrá razón el politólogo Wolfe acerca del carácter antidemocrático de estas medidas y de los propios gobernantes que las impulsan?



Buenos Aires, junio de 2013.

lunes, 22 de abril de 2013


LOS NIÑOS DE SCIOLI


Nota publicada en el diario "Página 12", de Buenos Aires. Abril 22 de 2013, página 6.
 


                                                                                                            Norberto Alayón (*)

(*) Profesor Titular Regular 
    Facultad de Ciencias Sociales (UBA)


Daniel Scioli es el gobernador de la provincia de Buenos Aires, la más importante de la Argentina. Junto a Ricardo Casal, su ministro de Justicia y Seguridad, promueve una rigurosa ley para limitar las excarcelaciones por portación ilegal de armas, manifestando -a la vez- una marcada preocupación por los “menores delincuentes”.

Scioli supo expresar que su gobierno está trabajando “para que el Estado llegue antes y no después”. Agregando que “si una provincia no cuida a sus chicos, pensar en un futuro es una utopía”.

Tiene razón, por cierto, el gobernador con la aspiración de “llegar antes” y con la aseveración de la necesidad de “cuidar a sus chicos”.  Pero, sin embargo, esas declaraciones se contradicen brutalmente con la práctica concreta que despliega en el campo de la infancia y la adolescencia.

La provincia cuenta, en su extenso territorio, con centenares de Centros de Día y de Hogares convivenciales que deben albergar a niños y adolescentes “de la calle”, que pasaron por instituciones diversas, con débiles o inexistentes redes familiares, habiendo sufrido violencia física y, en muchos de los casos, aberrantes vejaciones y abusos sexuales.

Estos niños y adolescentes son destinatarios de un programa de becas que les permite su inserción, alimentación y contención en los mencionados centros y hogares infantiles. Pero, ¿cómo se patentiza la visión dual entre el discurso y los actos de gobierno, tornando en irreconciliable y flagrante la contradicción entre las palabras y los hechos?  Se logra de una manera atrozmente sencilla: no abonando en término las becas otorgadas a esos niños.  

Muchos de dichos Centros, conducidos por distintas organizaciones de la comunidad en sus respectivas localidades, que tienen convenios con el gobierno provincial para la transferencia de los recursos (es decir el pago de las becas), corren el riesgo de cerrar e interrumpir su labor ante las prolongadas demoras del gobierno en cancelar los montos acordados.

Y es que la subsecretaría de Promoción y Protección de Derechos de Niñez y Adolescencia de la Provincia, a cargo de Sebastián Gastelu, no les giró a tiempo los recursos pertinentes, correspondientes al quinto y sexto bimestre de 2012 y al primero de 2013. De este modo, resulta objetivamente imposible garantizar la promoción y la protección de los niños, y entonces las palabras y los exultantes deseos se transforman en vacuas y falsas formulaciones, vulnerando precisamente los derechos elementales de estos niños.

¿Qué acontecerá con esos niños y adolescentes si cierran algunos de esos Centros de contención?  ¿Volverán a “la calle”? ¿Volverán a ser objeto de nuevas violencias y abusos sexuales? ¿Cuál es el concepto de prevención que rige en las autoridades del gobierno provincial, habida cuenta de las dilatadas demoras en pagar las becas para la atención de los niños? Lo seguro es que se incrementará su vulnerabilidad y el Estado provincial, de este modo, terminará “llegando después” y no “antes”, precisamente a la inversa de lo que el gobernador Scioli decía que iba a garantizar.

Los sectores sociales más vulnerados, ante la ausencia de oportunidades, son virtualmente impelidos a la degradación y a la delincuencia y luego son los más severamente castigados, configurando un férreo “círculo vicioso”, acerca de lo cual la sociedad no puede eximirse (cándida o hipócritamente) de responsabilidad.

Cabe que nos interpelemos acerca de qué tipo de sociedad estamos construyendo, para que luego, cuando estemos frente a la terrible desgracia de que un niño o un adolescente agreda a otra persona, no salgamos despavoridos a buscar razones biológicas o genéticas en los “niños asesinos”, a tratar de penalizarlos más severamente o a intentar bajar la edad de imputabilidad para esos delitos.

La delincuencia y los delitos se construyen socialmente y luego, sólo en el eslabón más débil de la cadena (es decir, en los pobres) se aplican los castigos individuales, como una mágica creencia de haber solucionado el mal o para aliviar nuestra conciencia por lo que no hicimos oportunamente para prevenir.

Por eso la prevención, que requiere de activas políticas públicas -tanto globales como puntuales- debe asumirse como el instrumento más idóneo para la disminución de la violencia.

Cuando el gobierno de Scioli no paga las becas, en tiempo y forma, para “cuidar a los chicos”, está contribuyendo objetivamente, más allá de los discursos, a que el “Estado llegue tarde” y a alejarse suicidamente de la prevención como el mecanismo más apto para enfrentar las diversas y complejas problemáticas sociales.


Buenos Aires, abril de 2013.

lunes, 11 de marzo de 2013


EL DIARIO “LA NACIÓN”, EL “CUERVO” LARROQUE Y LOS ASISTENTES SOCIALES


Norberto Alayón (*)
(*) Profesor Titular Regular
     Facultad de Ciencias Sociales-UBA

Jorge Fernández Díaz, el Secretario de Redacción del diario “La Nación” de Buenos Aires, publicó en la edición del 1º de marzo un artículo titulado “El Cuervo Larroque, el kirchnerista absoluto”.

No voy a referirme puntualmente sobre “La Nación”, ni sobre el “cuervo” Andrés Larroque. Como trabajador social, voy a argumentar una defensa si se quiere “profesionalista” -aunque nunca ha sido éste mi sesgo preferido-, en esta época donde ciertas corporaciones operan en pro de sus intereses de manera casi obscena.

En su nota, de extensa crítica obsesionada sobre Larroque, el columnista Fernández Díaz expresa en uno de sus párrafos lo siguiente: “Larroque puede estar en el Parlamento llamando “narcosocialistas” a los aburridos socialdemócratas santafecinos o “atorranta” a una diputada de la centroderecha cool.  Pero también puede que se encuentre en las unidades básicas de las barriadas más humildes, predicando cristinismo o dando instrucciones a algún asistente social (subrayado mío) de Vatayón (Batallón) Militante.”

Los trabajadores sociales o asistentes sociales son los graduados de la carrera de Trabajo Social que se cursa predominantemente en universidades, públicas y privadas, de todo el país. El Trabajo Social es una profesión cuyos objetivos están dirigidos a contribuir al mejoramiento de las condiciones de vida de la población (en particular de los sectores más desfavorecidos por las propias características del modelo de funcionamiento social) y a la defensa irrestricta de los derechos humanos, en su más abarcativa acepción.

Se trata de un vigoroso y dinámico colectivo profesional, con un importante nivel organizacional, plasmado en leyes nacionales y provinciales y en asociaciones y colegios de graduados y de unidades académicas que tienen pleno reconocimiento en el país, en Latinoamérica y en el mundo entero.

No tengo conocimiento de que trabajadores sociales se desempeñen profesionalmente dentro de la agrupación Batallón Militante. ¿El Secretario de Redacción de “La Nación” tiene información fidedigna acerca de la participación profesional de asistentes sociales (trabajadores sociales) en dicha organización? Si no fuera así, no debiera entonces referirse ligeramente sobre los profesionales asistentes sociales en un tono que raya con la desvalorización y el destrato. ¿Qué atributos responsables posee Fernández Díaz para referirse con desdén cuando habla de estos profesionales universitarios?

En el tenor de su nota, por cierto sobrecargada en distintos pasajes, la expresión “dando instrucciones a algún asistente social” suena a exigencias imperativas u órdenes de carácter vertical para que sean cumplidas sin reflexión alguna. Sólo en el período de la dictadura cívico-militar-eclesiástica del 76-83, que el diario “La Nación” conoció muy de cerca, los trabajadores sociales -como tantos otros profesionales y ciudadanos en general- nos vimos compelidos en muchos casos a aceptar aberrantes imposiciones autoritarias del poder de facto.

Los trabajadores sociales, mujeres y hombres, son (somos) profesionales universitarios que se referencian e identifican con posiciones diversas en lo ideológico, en lo religioso, en lo cultural, en lo político. Desde luego, también habrá colegas que lean y se sientan representados y contenidos por el tradicional perfil del diario “La Nación”, que se autoatribuye ser “una tribuna de doctrina”.

Probablemente estos colegas, cercanos a las posiciones viejas y nuevas de “La Nación”, sean los que se sientan más dolidos por el objetivo menoscabo hacia el conjunto de la profesión de Trabajo Social, proferido por el Secretario de Redacción del centenario matutino. Sería deseable que Fernández Díaz asumiera la rectificación pertinente.   

Buenos Aires, marzo de 2013.

jueves, 21 de febrero de 2013


EL PERIODISMO FALAZ

Publicado en dos partes, en ediciones sucesivas del 6 y el 13 de febrero de 2013, en el "Semanario Universidad" (Nros. 1978 y 1979), de la Universidad de Costa Rica.


                                                                                                             Prof. Norberto Alayón
                                                                                                                          
Soy un trabajador social argentino y me desempeño como profesor en la Carrera de Trabajo Social de la Universidad de Buenos Aires. A comienzos de diciembre viajé a Costa Rica, invitado por una institución oficial, para compartir una exposición académica sobre temáticas de mi profesión. En esa ocasión, llegó a mis manos un ejemplar del diario “La Nación” de Costa Rica, del 25 de noviembre, en el cual pude leer un editorial titulado “Kirchner en la cuerda floja”.

Lo tomé como un editorial más de los tantos que pululan en nuestros países, que expresan ciertas maneras de ejercer el periodismo ajenas a la responsabilidad y a la verdad. Luego me entero que dicho diario sería el más “importante” de Costa Rica y que se trataba de la edición número 22.954, ya que la publicación fue fundada en 1946 como “diario independiente”. Pensé en ese momento, con cierto humor negro, que 22.954 periódicos con el perfil y tenor de ese editorial pulverizarían el hígado de la persona más robusta y sana. Y es lo mismo que nos pasa a los argentinos con algunos diarios, hasta centenarios, que se autorreputan como serios.

Al regresar a mi país decidí enviar una respuesta breve a semejante insolencia y falsedad del “importante” diario. Envié unas pocas líneas, que me permito reproducir textualmente a continuación, ya que las mismas fueron publicadas en la sección Cartas, el 20 de diciembre, pero con algunos retoques y omisiones:

Sra. Yanancy Noguera, Directora del Diario La Nación de Costa Rica: Con todo respeto me dirijo a usted en relación al Editorial publicado en "La Nación" del domingo 25 de noviembre de 2012, bajo el título "Kirchner en la cuerda floja". Dicho texto, plagado de inexactitudes, exento de información fehaciente y atravesado por una suerte de malicia ideológica, constituye la expresión de un diario ajeno a la seriedad y al buen periodismo.
Tal vez no sea su deseo, pero sepa usted que ni la Presidenta Cristina Kirchner, ni la Argentina están "en la cuerda floja". Todo lo contrario: flojos de seso, pero plagados de veneno, se evidencian ciertos medios de comunicación, nacionales y extranjeros, a los cuales se suma este extravío editorial del diario bajo su dirección. Le agradeceré tenga a bien publicar estas breves consideraciones, como derecho a réplica.

Veamos algunos de los dislates y la forma de “construir” las noticias, de la que hace gala el mencionado editorial, en su irracional afán de descalificar. Empieza con el título de “Kirchner en la cuerda floja”. Pareciera inducir a hacer creer a los lectores que el gobierno argentino está “por caer”. La presidenta Cristina Kirchner fue reelegida, en octubre de 2011, con más del 54 % de los votos, y tiene mandato constitucional hasta diciembre de 2015. El título y el contenido del editorial no implica una caracterización seriamente fundamentada; lo que implica y expresa es un deseo. ¿Querrá “La Nación” que el gobierno constitucional argentino caiga y volvamos a una dictadura cívico-militar? Tal vez sea el mismo deseo del que están embebidos ciertos sectores sociales de Argentina, que ven recortados sus enormes e históricos beneficios, articulados a los intereses económicos mundiales más concentrados e inequitativos. Estos sectores, en Argentina, intentan permanentemente por todos los medios (económicos, judiciales, mediáticos) difamar, desgastar al máximo posible a un gobierno de carácter “nacional y popular” como el actual, precisamente porque ven cuestionados sus privilegios y temen perderlos o siquiera verlos reducidos. Los sectores que impulsaron la genocida dictadura cívico-militar-eclesiástica que destrozó al país entre 1976 y 1983, la Sociedad Rural Argentina que expresa históricamente a la clase más oligárquica y parasitaria, el diario “La Nación” de la Argentina (¡oh, el mismo nombre que el de Costa Rica!), cierta jerarquía de la Iglesia Católica, en suma los sectores reconocidos como el conservadurismo, la derecha, todos portan el deseo de que este gobierno caiga. ¿”La Nación” de Costa Rica se sentirá identificada con estos sectores profundamente retardatarios y antidemocráticos y se suma a este deseo?  ¿Por eso publican semejante editorial?

Y agrega “La Nación”: “El cuadro tiene como fondo una camarilla asesora liderada por el hijo de la mandataria, con los sigilosos consejos de una amalgama de jóvenes de ideas radicales.” ¡Qué lenguaje irrespetuoso que suena a descalificante de la investidura presidencial! La presidenta argentina ha demostrado de sobra que posee la suficiente autoridad para no dejarse influenciar por ninguna camarilla. Simétricamente, aún dejando de lado la densidad abismal entre una presidenta elegida democráticamente dos veces por el pueblo y un diario como “La Nación”, se podría preguntar si detrás de la directora Noguera existe una camarilla ligada o descendiente de la familia Montealegre, relacionando a la vez a esta familia con el fusilamiento de Juanito Mora.

¿De dónde saca tan osados y falsos datos “La Nación”? ¿Se los proporciona la Sociedad Interamericana de Prensa, es decir la asociación de propietarios de diarios; los obtiene de la Cadena de la desinformación y distorsión sistemática, conocida como CNN; se los pide a la embajada norteamericana? Al alemán Paul Goebbels, ministro de Propaganda de Adolfo Hitler, se le atribuye la frase: “una mentira mil veces repetida… se transforma en verdad.”

El editorial pretende desconocer el crecimiento económico sostenido de Argentina desde el 2003; las reservas record del Banco Central; la recuperación del empleo; el rechazo a las presiones e imposiciones del FMI; la firme decisión de fortalecer el MERCOSUR, la UNASUR y la CELAC; la recuperación estatal de Aerolíneas Argentinas, Yacimientos Petrolíferos Fiscales, Aguas Argentinas, Correos; el rechazo al proyecto imperial del ALCA; la Asignación Universal por Hijo y a mujeres embarazadas; la moratoria y actualización previsional que benefició a millones de jubilados; el sostenido impulso a la industria, a la ciencia y a la tecnología; los programas de inclusión social; la profundización de las políticas de defensa de los derechos humanos; los planes de vivienda y de diversas obras públicas; la jubilación para las Amas de Casa; la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (precisamente suspendida desde hace 4 años por los medios hegemónicos y cierto sector del Poder Judicial); el aumento al 6 % del PBI del presupuesto en Educación; el Programa de distribución gratuita de computadoras a estudiantes y docentes; la puesta en marcha de la TV Pública Digital gratuita; la Ley de matrimonio igualitario; etc.

Es necesario reparar en dos cuestiones centrales. En primer lugar, la importancia de develar la utilización de argumentos aparentes para defender lo que es evidentemente falso. Y un segundo aspecto remite a la necesidad de identificar cierta unidad de acción, a escala continental, asumida por diversos sectores que pertenecen o representan al conservadurismo, para oponerse tenazmente a los distintos proyectos que felizmente se están desplegando en muchos de nuestros países, en sintonía con los legítimos ideales de independencia y justicia social.

El poder económico mundial (dicho de otro modo, el sistema capitalista) tiende a avanzar para controlar y hasta apropiarse del poder político para ponerlo a su servicio. Pero además, para completar este circuito perverso que perjudica a las grandes mayorías, requiere controlar también el poder ideológico, representado básicamente en la educación y en la comunicación mediática, es decir en el periodismo.

Resulta obvio reconocer el alto componente político que tiene siempre el periodismo. Y es absolutamente legítimo que cualquier sector social exprese sus posiciones y la defensa de sus intereses por medio del periodismo, pero sin distorsionar la realidad o directamente con falsedades, muchas de ellas muy descaradas y ostensibles. De no ser así, convierten al periodismo en una actividad ruin y en una suerte de charca cloacal.

Un ejemplo de este tipo de periodismo lo constituye el diario inglés The Sun, cuyo propietario es el magnate Rupert Murdoch. Este diario fue condenado en el propio Reino Unido por escuchas ilegales y publicaciones de noticias falsas relacionadas con personalidades y políticos de ese país. Dicho accionar, concientemente programado, benefició abiertamente la campaña electoral del primer ministro conservador David Cameron, a punto tal que funcionarios de su gabinete debieron renunciar frente al escándalo y complicidad con el multimillonario Murdoch.

Estoy seguro que los costarricenses y todos los latinoamericanos bien nacidos, que soñamos con sociedades más justas e igualitarias, no desean que “La Nación” de la querida Costa Rica imite al diario The Sun.

domingo, 23 de diciembre de 2012

REPORTAJE TELEVISIVO SOBRE ASISTENCIA Y ASISTENCIALISMO 
Emitido el 20 de diciembre de 2012.

Programa "Asuntos Públicos" - Canal Metro de Buenos Aires.

http://www.youtube.com/watch?v=xylUSr763u4&feature=youtu.be

miércoles, 19 de diciembre de 2012


CONFERENCIA EN COSTA RICA  -  Diciembre de 2012.


A inicios de diciembre el profesor argentino Norberto Alayón estuvo en Costa Rica como invitado del Consejo Nacional de Rehabilitación y Educación Especial (CNREE), e impartió la conferencia "La asistencia social como un Derecho Humano".
Por su significativa contribución al debate sobre la asistencia social compartimos por este medio dicha conferencia en formato audio. Para escucharlo apriete click en:


CARTA AL DIARIO "LA NACIÓN" DE COSTA RICA
Diciembre 15 de 2012.


Señora Directora del Diario La Nación de Costa Rica:
YANANCY NOGUERA
 
Con todo respeto me dirijo a usted en relación al Editorial publicado en "La Nación" del domingo 25 de noviembre de 2012, bajo el título "Kirchner en la cuerda floja".
Dicho texto, plagado de inexactitudes, exento de información fehaciente y atravesado por una suerte de malicia ideológica, constituye la expresión de un diario ajeno a la seriedad y al buen periodismo.
Tal vez no sea su deseo, pero sepa usted que ni la Presidenta Cristina Kirchner, ni la Argentina están "en la cuerda floja". Todo lo contrario: flojos de seso, pero plagados de veneno, se evidencian ciertos medios de comunicación, nacionales y extranjeros, a los cuales se suma este extravío editorial del diario bajo su dirección.
Le agradeceré tenga a bien publicar estas breves consideraciones, como derecho a réplica.
 
 
Prof. Norberto Alayón Fernández
Facultad de Ciencias Sociales
Universidad de Buenos Aires (Argentina)
Documento Nacional de Identidad 4.517.827
Teléfono (54-11) 4831-2292