sábado, 10 de febrero de 2018



"CONTRA EL MACRISMO TODOS PODEMOS HACER ALGO"
Nota publicada en la Revista "La Tecl@ Eñe" - Buenos Aires
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El Ministerio de Salud está llevando a cabo una campaña de consejos para prevenir las enfermedades del dengue, zika y chikungunya. Los diversos mensajes por los medios de comunicación cierran con la siguiente consigna, que creemos acertada: “Contra el mosquito todos podemos hacer algo”. Se insta, de ese modo, a la población, a contribuir con acciones modestas pero eficaces a combatir la proliferación de dichas enfermedades.

Argentina atraviesa, desde finales del 2015, una suerte de grave epidemia en lo económico, en lo social, en lo cultural, en los derechos, en la persecución de los opositores, en la represión a los pueblos originarios, en los presos políticos sin condena, en fin en el debilitamiento del estado de derecho y de la democracia, todo lo cual afecta principalmente a las grandes mayorías populares.

Asociando el modelo de funcionamiento general de la sociedad con aspectos puntuales como el de la salud, evocamos la epidemia de fiebre amarilla que azotó a Buenos Aires en 1871 provocando la muerte de miles de personas. En esa época el desconocimiento sobre el posible agente transmisor de la fiebre amarilla llevó a creer que los vectores eran los inmigrantes italianos. Por supuesto, se trató de un equívoco que debilitaba el reconocimiento del fantástico aporte de esa colectividad, como de tantas otras y por supuesto también de las comunidades originarias, a la consolidación y crecimiento de la Nación Argentina. Aunque también cabe reconocer que, como en el caso de cualquier otra colectividad o de los propios oriundos, en nuestro país recalaron algunos inmigrantes italianos e hijos argentinos de inmigrantes italianos que asumieron comportamientos económicos y sociales marcadamente contrarios a principios de honestidad y respeto por el interés general de la población.

Significativas, al respecto, son las declaraciones de Hugo Moyano, ex Secretario General de la CGT: “Si he cometido algo por lo que tenga que ir preso, lo único que pido es estar al lado de la celda de Franco, porque si me meten preso a mí, imagínense entonces el padre de Macri con los desastres que hizo”.

El proyecto del macrismo y la Alianza Cambiemos ha generado una catástrofe nacional que superó las expectativas más pesimistas. Se trata de una suerte de enfermedad epidémica, acerca de la cual cabrá hacer los máximos esfuerzos para que no se transforme en endémica.

Como en la campaña del Ministerio de Salud contra el mosquito, todos podemos hacer algo para enfrentar al macrismo. Es más, todos DEBEMOS hacer algo para que no prolifere. ¿Y qué podemos hacer los ciudadanos de a pié para expresar y materializar prácticas y acciones de resistencia ante el avance del retroceso generalizado que se verifica actualmente en el país? Por supuesto, no nos confundimos, ni somos ingenuos, acerca de la prioridad de cristalizar los cambios de carácter estructural que la Argentina necesita, los cuales están ligados a la acción colectiva de los grandes actores sociales. Pero, para fortalecer ese futuro más promisorio, algo podemos y tenemos que ir haciendo sin desmayar.

En primer lugar, hay que combatir la desesperanza y el pesimismo que muchas veces nos embargan ante tanto infortunio. Y la no claudicación, debe asumirse dentro de las posibilidades concretas de cada uno, sin desvalorizarlas, porque todo debe sumar hacia el objetivo deseado. Habrá que utilizar todos los medios posibles, al alcance de cada cual.

Cabría, por ejemplo, participar en marchas y asambleas de rechazo a todas las medidas regresivas de los gobiernos nacionales, provinciales y municipales. Llevar a cabo o acompañar denuncias de hechos y actividades que perjudiquen a la población. Formular y difundir críticas argumentadas sobre las opiniones, proyectos y políticas puntuales, de carácter negativo, de distintos funcionarios del gobierno. Poner en evidencia las anomalías gubernamentales. Conversar y explicar, con paciencia infinita, a familiares, vecinos, comerciantes del barrio, empleados de negocios, sobre la gravedad de la situación general y particular por la que estamos atravesando y sobre los perjuicios que recaerán sobre las generaciones futuras. Adherir, con nuestra firma, a determinadas campañas, comunicados, declaraciones.

Contribuiría, también, apoyar y propalar las opiniones y posiciones contestatarias de algunos medios escritos, radiales y televisivos. Sumarse lúcidamente a las críticas, evitando debilitar y cuestionar a todas aquellas personas antimacristas, aunque no cuenten con nuestra absoluta simpatía y coincidencias. Es decir, hacer el esfuerzo máximo para sumar en todo aquello que contribuya a confrontar con el macrismo.

Multiplicar los posicionamientos críticos en las redes sociales, en periódicos y radios barriales, en facebook, en twitter, en páginas web, en blogs, en grupos, en correos electrónicos, en charlas públicas, en notas y artículos, en libros.

No es fácil; lo sabemos. Pero hay que perseverar e insistir hasta el cansancio. No se deben subestimar las acciones pequeñas. Se podrán ir engarzando con otras medidas de mayor profundidad y alcance. Sin resignar, en modo alguno, la perspectiva y la aspiración del necesario cambio estructural, conviene recordar que “hasta el pelo más delgado hace su sombra en el suelo”.  

¿Será poco lo que hagamos con estas propuestas de resistencia? Probablemente a algunos les parezca ínfimo o sea insuficiente. Puede ser, pero más insuficiente es no hacer nada y resignarse y sentirse vencido, de antemano, ante la dura adversidad. No debemos creer, ni mucho menos auto convencernos de que nada podemos hacer y que todo será inútil. Si nos convencen o terminamos aceptando pasivamente que toda reacción será estéril y no fructífera, el vencimiento sí se transformará en definitivo.

Para defendernos, entonces, de la barbarie macrista, afirmamos que todos podemos y debemos hacer algo, aunque parezca escaso, para contribuir a que vuelva a salir el sol en nuestra patria.