EL
REPRESOR JUJEÑO GERARDO MORALES (precandidato a vicepresidente de la Nación de
Juntos por el Cambio) Y LAS FAMILIAS BIEN
El 13 de febrero de 2019
publiqué en el diario “Página 12” (contratapa) la siguiente nota que refleja la
concepción de Morales sobre las familias.
LAS
FAMILIAS BIEN
El
radical Gerardo Morales, gobernador de Jujuy, adjudicó al fiscal federal Carlos
Stornelli el eventual interés de adoptar a la bebé (finalmente fallecida) de la
niña de 12 años que había sido violada y forzada a ser madre por medio de una
cesárea.
Inicialmente,
Morales expresó que una “familia importante” estaba interesada en la adopción
de la bebé y posteriormente aclaró que “no hablaba de plata” sino que se
trataba de “una persona que tiene una familia constituida, consolidada”.
Más
tarde confirmó que esa persona era Stornelli (quien no vive en Jujuy), el cual
no estaba inscripto en el Registro de Aspirantes con Fines Adoptivos, previsto
en las normativas provinciales.
Por
su parte, Stornelli es el fiscal en la “causa de las fotocopias”, impulsada por
el diario conservador “La Nación”, quien declaró públicamente que “si Cristina
Kirchner no tuviese fueros iría presa” y vaticinó que “ahora le corresponde al
Congreso decidir” si le quita los fueros a la ex presidenta, hoy senadora
nacional.
Desconocemos
y no resulta pertinente auscultar cuál es la condición de la familia del fiscal
Stornelli. Pero, ¿qué será “una familia constituida, consolidada” tal como la
caracteriza Morales, el íntimo amigo del presidente Mauricio Macri? Pareciera
referirse a una situación virtuosa por la que atravesaría dicha familia. ¿Tal
vez habrá querido decir “una familia bien
constituida y consolidada”? ¿Hay familias bien
constituidas y familias mal constituidas?
Nos
parece encontrar similitud con aquella expresión de la vicepresidenta de la
Nación, Gabriela Michetti, quien en el 2016 en Tucumán manifestó que “la droga
mata a los pobres como a la gente normal”. ¿Habrá entonces pobres y gente
normal? ¿Hay personas importantes y personas no importantes?
Por
ejemplo, ¿la familia del dictador genocida Jorge Rafael Videla era o es “una
familia constituida y consolidada”? ¿Y
la del millonario Carlos Pedro Blaquier, dueño del ingenio Ledesma de Jujuy,
involucrado en la “Noche del Apagón” durante la dictadura cívico-militar de
1976? Y la familia de la diva oficialista Mirtha Legrand?
Para
el gobernador Morales ¿cómo será la familia de Milagro Sala? Sin mucho margen
de error, descontamos cuál sería la respuesta de la barbarie moralista.
Las
familias de los sectores humildes, de los sectores populares son excluidas de
derechos y del necesario bienestar (empleo, salud, educación, vivienda,
servicios), se las pauperiza y degrada y finalmente, con frecuencia, cerrando
el círculo de discriminación y odio de clase, se les indilga y acusa de que no
tienen una “familia constituida y consolidada”. Y, acaso por eso mismo, a sus
mujeres se les niega el acceso a la ILE (Interrupción legal del embarazo),
después de haber sido violadas.
De
ahí que resulta necesario combatir la vigencia y reproducción de ese sentido
común degradado que representan las expresiones clasistas y discriminatorias
como las de estos personajes “importantes” como Gerardo Morales y Gabriela
Michetti.
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