lunes, 18 de abril de 2016

GABRIELA MICHETTI Y CARLOS MENEM

Gabriela Michetti, la vicepresidenta de la Nación Argentina, expresó en la provincia de Tucumán que “la droga mata a los pobres como a la gente normal”. La “normalidad” de la destacada dirigente del PRO-Cambiemos, revela su densidad intelectual y política. Y agregó: “sepan aguantar hasta que dentro de dos, tres o cinco años podamos salir adelante”.

El ex presidente Carlos Menem, distinguido continuador del proyecto neoliberal impulsado por la dictadura cívico-militar de 1976, en un discurso dirigido a los ex habitantes del “Albergue Warnes” de Capital Federal, en diciembre de 1990, afirmó: “Ustedes son los que más sufren y los que menos reclaman. Y así se puede gobernar, realmente”.

Ahora, en el 2016, la vicepresidenta que lúcidamente diferencia a los pobres de la gente normal, pregona que hay que aguantar por dos, tres o cinco años.

Sufrir y no reclamar, permiten gobernar. Este tipo de mensajes delatan la concepción de ciertos gobernantes, abonando la línea de la relativización de los derechos de la gente y la no ejercitación de los mismos. Sólo sufrimiento y resignación conducen a la fe vacía. Y cuanto más vacíos y despolitizados estén los hombres, más fácil se los podrá “gobernar”. Las vacuas y a la vez falsas promesas de la “revolución de la alegría” y de la “pobreza cero”, caracterizan con nitidez el perfil del gobierno actual del PRO-Cambiemos.

Asimismo permite inferir otro metamensaje sobre el tema de los derechos sociales y la alternativa de poder reivindicarlos. Si se sufre y no se reclama, tal vez alguien, en algún momento, pueda recibir algo que mitigue su padecimiento. Pero si alguien o algunos reclaman por la cobertura de sus necesidades y derechos, no estarán “facilitando” que los gobiernen y, seguramente, no recibirán premio alguno, en ninguna ocasión.

La vieja y nueva receta del neoliberalismo para los sectores populares es: aguantar las necesidades, tener esperanza, facilitar que los gobiernen y confiar en que “no los van a defraudar”. En síntesis, “que no reclamen nada de la sociedad y del Estado, que no perturben al pedazo del sistema ‘moderno’ y disfruten libremente de su miseria”.


Buenos Aires, abril 18 de 2016

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