El filósofo MARIO AUGUSTO BUNGE en la Facultad de Ciencias Sociales de la
UBA hace 23 años.
Comparto la PRESENTACIÓN que realicé de
la conferencia que el Dr. MARIO BUNGE brindó, en la Facultad de Ciencias
Sociales de la Universidad de Buenos Aires, el 3 de mayo del 2000.
“Nuestra Facultad de Ciencias Sociales se honra hoy al poder tener entre
nosotros al Prof. Mario Bunge, quien nos brindará una conferencia acerca del
interrogante "¿Es posible la unificación de las ciencias sociales?".
La distinguida trayectoria -nacional e internacional- del disertante, nos
predispone ávidamente para recibir sus aportaciones acerca de la fragmentación
de las ciencias sociales y la necesidad de la unificación de las mismas.
La ciencia social, con frecuencia, concita posiciones encontradas y hasta
contradictorias. Es valorada y subestimada. Se la pondera y se la desprecia. Se
la considera necesaria y, paralelamente, se cuestiona su utilidad.
Muchos científicos de otros campos, a menudo, son muy duros e hipercríticos
acerca de las aportaciones de las ciencias sociales o bien, casi
socarronamente, las consideran como una suerte de mal ineludible con el cual
hay que convivir.
Que la propia Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos
Aires (la nuestra) sea la décimo tercera (más allá del número fatídico) y
última en haberse creado -recién en 1988- algo indica acerca del reconocimiento
formal que la sociedad depara a nuestras disciplinas. Previo a la creación de
esta nueva Facultad se discutió mucho acerca de la pertinencia de aglutinar, en
un mismo ámbito académico, a las carreras de la Facultad de Filosofía y Letras
y aún a la propia Facultad de Ciencias Económicas. La decisión final dispuso la
conformación de esta Facultad sobre la base de cinco carreras, las mismas con
las que contamos en la actualidad.
El análisis acerca de las características y del funcionamiento de nuestras
sociedades (función básica de las ciencias sociales) provoca sentimientos y
reacciones duales. Por eso también las ciencias sociales son reconocidas o
temidas. Porque tienden a cuestionar o a convalidar los diferentes modelos de
funcionamiento social.
Las enormes potencialidades del pensamiento crítico, libre, diferente,
genera zozobra en los sectores conservadores, renuentes a los cambios y
fundamentalmente resistentes al cuestionamiento y/o pérdida de sus privilegios.
La sola vigencia de la democracia los altera y los pone sobreaviso. Por
eso, en los períodos antidemocráticos son tan fuertemente combatidas las
ciencias sociales y cercenada la posibilidad de su expansión y la existencia
misma de los centros de formación.
No hace demasiado tiempo, un militar golpista que dio sustento a la
dictadura instaurada en 1976, que fue Ministro de Seguridad de la Provincia de
Buenos Aires y que ahora nuevamente es intendente de un Partido del Gran Buenos
Aires, expresó que "la duda es la jactancia de los intelectuales". Es
cierto, que no sólo a los cientistas sociales nos involucra ese sesudo
pensamiento, pero tiene especial incumbencia para nuestro campo profesional.
La interrogación permanente, como hábito de los científicos, es un
instrumento poderoso de progreso y un antídoto también contra los
fundamentalismos políticos o religiosos que tanto daño han causado y causan a
la humanidad.
El ex Presidente de la Nación Carlos Saúl Menem llegó a manifestar, con
gran unción: "nadie nos sacará de este camino [...] estamos obedeciendo un
mandato de Dios".
Las ciencias sociales, y en particular la ciencia política (aunque también
se cruza con la psicología en este caso) puede encontrar en este relevante
episodio un ámbito de especial interés para contribuir, con su reflexión, al
análisis de: a) las eventuales consecuencias inmediatas o mediatas de tal
invocación; b) el debilitamiento de la racionalidad política que propicia este tipo
de declaraciones; c) la depositación de la voluntad popular y del destino de
las naciones, en individualidades que proponen alternativas místicas y
demagógicas que tienden a reemplazar el debate político.
Hoy, como siempre o tal vez más que nunca, la sociedad espera de sus
cientistas sociales aportes lúcidos para develar la compleja realidad actual y
para sugerir, también, cursos de acción que ayuden a concretar aquellos viejos
y nuevos anhelos de construir sociedades más justas, más libres, más solidarias;
en suma, más humanas.
La presencia del Prof. Bunge entre nosotros, coincide con el proceso de
discusión que hemos impulsado en nuestra Facultad tendiente a la transformación
académica, debiendo analizarse la posibilidad de conformación de áreas de conocimiento
y años en común para las cinco carreras de la Facultad, cambios curriculares,
materias optativas, relación grado-posgrado e investigación, prácticas de
acción social o extensión para todos los alumnos, presencia de la Facultad en
la sociedad, etc.
Creemos que sería muy importante poder plasmar sólidos criterios de
organización por áreas de conocimientos comunes de enseñanza, investigación y
extensión para toda la Facultad.
Seguramente, muchos de estos temas podrán ser filosamente abordados por el
vigoroso pensamiento de nuestro invitado de hoy.
Le damos, entonces, al Dr. Mario Bunge la bienvenida a nuestra Facultad y
le anticipamos nuestro agradecimiento por su colaboración académica”.
NORBERTO ALAYÓN (3/5/2000)
No hay comentarios:
Publicar un comentario