Nota publicada en "La Tecl@ Eñe" Nº 67. Revista Digital de Cultura y Política. Buenos Aires. Junio de 2015.
¡NUNCA MÁS LA GUERRA !
Norberto Alayón - Profesor Titular Regular - Facultad de Ciencias Sociales (UBA)
El diario conservador “La Prensa ” de Buenos
Aires, perteneciente a las tradicionales familias argentinas Paz y Gainza Paz,
publicó hace ya 16 años (el 24 de febrero de 1999), una significativa
información bajo el título “Las
universidades británicas invierten en fábricas de armas”.
Consignando el despacho en Londres (Especial) dio cuenta que
“Las universidades de Gran Bretaña han invertido parte de los fondos de
pensiones de sus empleados, el equivalente a 314 millones de dólares, en
empresas que fabrican armamento. La denuncia, formulada por la organización no
gubernamental Campaña contra el Tráfico de Armas, alcanza también a
asociaciones de beneficencia infantiles, que buscan los mejores réditos
económicos. Algunas casas de educación superior tienen participaciones a su
nombre en la misma industria, como por ejemplo Oxford y Cambridge”.
Como se puede observar en este caso, la perversa “lógica” con
la cual el sistema capitalista orienta y contamina el funcionamiento de la
sociedad en su conjunto, parece no habilitar límites morales o pedagógicos.
Educar y matar no aparecerían como algo contradictorio y reprobable para esas
universidades y asociaciones de beneficencia infantil.
Se trataría de obtener los mejores beneficios económicos,
desestimando la barbarie de las guerras, para poder cumplir mejor sus loables
objetivos educativos y asistenciales. Si para capacitar y asistir mejor a los
universitarios y a los niños británicos, hay que fortalecer la fabricación de
armas y la consecuente utilización de las mismas en todo tipo de guerras (casi
siempre en otros países), estamos en presencia de una flagrante degradación
ética de quienes presumen de “desarrollados”, “modernos”, “humanos”,
“democráticos”, “civilizados”.
Pareciera que “el fin, justificaba los medios” para esas
prestigiosas y mundialmente reconocidas universidades. Si para mejorar la
educación de los británicos, había (o bien hay) que contribuir a la matanza de
otros seres humanos en otras partes del mundo, nada se debe reprochar porque el
objetivo educativo final justifica cualquier tipo de comportamiento o rentables
participaciones económicas. No existiría contradicción ética alguna (eso sólo
cabría para los ilusos o los idealistas). En definitiva, para este tipo de
concepciones, el dinero lo justifica todo.
El corresponsal del diario “Página 12”
en Gran Bretaña, Marcelo Justo, publicó el pasado 20 de mayo una crónica dando
cuenta que la empresa norteamericana Boeing le vendió aviones de guerra a
Arabia Saudita por 29 mil millones de dólares. A la vez, otra empresa de
Estados Unidos (Lockheed Martin) vendió a Qatar misiles de defensa por 6.500
millones de dólares. Reproduce, asimismo, las declaraciones de Pieter Wezeman,
investigador del Instituto de Estudios de la Paz de Estocolmo, quien afirma que “los
vendedores de armas se comportan como cualquier otro negocio tratando de
activar la demanda de armas con técnicas de mercado”. Menciona, por otra parte,
que en Londres -cada 2 años- se lleva a cabo la feria más grande de armamentos
del planeta y que Estados Unidos es el mayor exportador de armas del mundo con
un 31 por ciento del mercado, secundado por Rusia con un 27 por ciento.
Ahora, el Papa Francisco acaba de manifestar en una
multitudinaria misa en Sarajevo, capital de Bosnia-Herzegovina, que “En nuestro
tiempo, el deseo de paz y el compromiso por construirla contrastan con el hecho
de que en el mundo existen numerosos conflictos armados. Es una especie de
tercera guerra mundial combatida por partes y, en el contexto de la
comunicación global, se percibe un clima de guerra”. Criticó a aquellos que
“especulan con las guerras para vender armas” y exclamó “¡Nunca más la
guerra!”.
Determinados gobiernos promueven directamente el
armamentismo mundial y todo tipo de guerras e invasiones y luego cínicamente se
asombran y se escandalizan por las acciones (abominables por cierto) de
determinados grupos fundamentalistas y violentos, como si ellos fueran inocentes
“carmelitas descalzas”. Por ejemplo: ¿quiénes hacen jugosos negocios
comerciales y políticos con el actual Estado Islámico, vendiéndole sofisticadas
armas de gran poder letal? ¡Oh, los
Estados Unidos, Rusia y la
Europa “civilizada” y “civilizatoria”! ¡Oh, la “gran” Gran
Bretaña!
¡Qué pena -para decir lo menos y conteniendo la indignación-
que las destacadas universidades de Oxford y de Cambridge hayan incurrido en
ese tipo de comportamientos que describía el diario “La Prensa ”,
aprovechándose económicamente y a la par fomentando y legitimando el
armamentismo! ¿Estas y otras universidades continuarán, en la actualidad,
invirtiendo en empresas que fabrican armas, para proseguir con la destrucción
del mundo?
Buenos Aires, Junio de 2015.
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