Nota "Jauretche y
Piketty", publicada en el diario "Tiempo Argentino" (Buenos Aires,
03/02/2015).
JAURETCHE Y PIKETTY
Norberto Alayón (*)
(*) Trabajador Social. Profesor
Titular Regular de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA)
Thomas Piketty es un economista francés,
autor del exitoso libro “El Capital en el siglo XXI”. Se autodefine como
un científico social que reclama para la economía “la necesidad de un abordaje
que contemple la dimensión histórica, donde el conflicto juegue un rol más
relevante”.
Arturo Jauretche fue un ensayista y político
argentino que escribió “… con la esperanza de proporcionar al sociólogo,
desde la orilla de la ciencia (destacado mío), elementos de información y
juicio no técnicamente registrados…”. Anheló acercarse a José Hernández, autor
del “Martín Fierro”, a quien definió como “un sociólogo nuestro que
tampoco era de la especialidad”, pidiendo que “me ayuden a ponerme en la huella
de tan ilustre marginal de lo científico”.
En un reciente reportaje del diario
“Página 12” , Piketty señaló que “Por mucho tiempo, los economistas han
tratado de presentar la economía como un tema tan sofisticado que es imposible
de comprender para el resto del mundo. Eso es un chiste. Lo mejor que podemos
hacer los economistas es ser modestos”. Y se preguntó: “¿Por qué se volvió tan
complicada la economía? El abuso de la matemática es una forma fácil de parecer
científico, es una estrategia que tiene que ver con el funcionamiento de la
academia y las relaciones de poder”.
Jauretche, hace más de 40 años, nos había
alertado que “cuando los economistas hablan muy difícil y nadie los entiende, no
es que uno sea burro sino que seguro nos quieren meter el perro”. Sin desdeñar,
de modo alguno, de la necesaria dimensión científica, me acuerdo igualmente de
aquellos versos del “Martín Fierro”, cuando decía: “Hay hombres que de su
cencia (sic) tienen la cabeza llena; hay sabios de todas menas, mas digo sin ser
muy ducho, es mejor que aprender mucho, el aprender cosas buenas”.
Piketty señala que “La economía es una
ciencia social que debe ser más humilde”, agregando que “Los temas económicos
son demasiado importantes como para que sean dejados a los economistas”. Y
Jauretche decía que “En economía no hay nada misterioso ni inaccesible al
entendimiento del hombre de la calle. Si hay un misterio, reside él en el oculto
propósito que puede perseguir el economista y que no es otro que la disimulación
del interés concreto a que se sirve”.
Jauretche afirmaba que “La economía moderna
es dirigida. O la dirige el Estado o la dirigen los poderes económicos. Estamos
en un mundo económicamente organizado por medidas políticas, y el que no
organiza su economía, políticamente es una víctima. El cuento de la división
internacional del trabajo, con el de la libertad de comercio, que es su
ejecución, es pues una de las tantas formulaciones doctrinarias, destinadas a
impedir que organicemos sobre los hechos nuestra propia doctrina
económica”.
Piketty, por su parte, critica al sistema
financiero afirmando que “La clave para el desarrollo en América latina es
generar los ahorros internos, la acumulación de capital y la acumulación de
conocimiento para desarrollar otros sectores no vinculados a los commodities sin
apoyarse demasiado en la inversión extranjera. El sistema financiero ha sido una
fuente de inestabilidad. En los textos de economía se supone que la inversión
extranjera es buena, pero en la vida real es muy difícil administrarla. La
Argentina es lo suficientemente sabia para no depender demasiado del sector
financiero internacional y sí recurrir el ahorro interno”. Jauretche había
destacado, hace ya demasiado tiempo, que “Ese es el gran problema argentino; es
el de la ‘inteligencia’ que no quiere entender que son las condiciones locales
las que deben determinar el pensamiento político y económico”.
Supeditar los intereses nacionales al interés
extranjero es una constante de los sectores conservadores del país. Mauricio
Macri, el máximo dirigente del partido político PRO, expuso con contundente
claridad su idea de cómo “defender” a la Argentina ante los embates de las
“fondos buitres”, apoyados por el sistema judicial del imperio norteamericano.
El procesado Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires expresó:
“Ahora hay que ir, sentarse en lo del juez Griesa y hacer lo que diga”.
¡Fantástica propuesta! Este es el pensamiento genuino, reaccionario pero
coherente con su ideología, de quien pretende ser el presidente de todos los
argentinos. Si los argentinos nos decidiéramos por esta opción, quedaría
gravemente afectada la posibilidad de garantizar la soberanía nacional y la
consolidación de un sostenido bienestar social para la totalidad de los
habitantes.
El francés Piketty y el argentino Jauretche
quedan ligados en la aspiración de enfrentar los graves riesgos de la creciente
y obscena concentración de riqueza, acerca de la cual Piketty afirma que “No
podemos confiar en que las fuerzas naturales van a conducir ese proceso a un
final razonable. Se requieren instituciones públicas fuertes. Los Estados de
bienestar pueden hacer la diferencia”; añadiendo que “las instituciones de los
Estados de bienestar son frágiles y están siendo amenazadas”.
Este economista, que en su libro enfatiza que
“El análisis erudito jamás pondrá fin a los violentos conflictos políticos
suscitados por la desigualdad”, cierra su importante obra con una suerte de
cruel y certero aforismo: “Quienes tienen mucho nunca se olvidan de defender
sus intereses”. Estoy seguro que Jauretche, “desde la orilla de la ciencia”,
suscribiría fervientemente esta última afirmación del francés.
Buenos Aires, febrero 03 de
2015
Un Jauretche anacrónico y un Piketty poco serio cuyas postulaciones: a) la concentración de la riqueza y b) que la misma debe ser tratada por los gobiernos,... adolecen de serios problemas -tanto teóricos como de validación empírica- que en su mismo libro no resuelve, lo que le quita validez y seriedad. Solo pueden -ambos: Jauretche y Piketty- convencer a nacionalistas y nostálgicos del igualitarismo!! (o de la reverenciada "voluntad general"). La economía no es complicada,. pero tampoco se la puede vulgarizar adecuándola al discurso de políticas populistas y por lo mismo demagógicas, cuyas consecuencias son de resultados inversos a los que declaman conducir!!
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