LA OLIGARQUÍA, LUIS ETCHEVEHERE Y
ENTRE RÍOS
El proceder oligárquico e intrínsecamente autoritario de LUIS ETCHEVEHERE, en un conflicto familiar por la distribución hereditaria, me hizo recordar una nota que publiqué en el diario “Página 12” hace ya más de 11 años (el 5 de agosto de 2009). El título de la nota fue “Cristina: no te vayas con Chávez” y la transcribo a continuación:
“Hace un par de días, en la agradable y apacible ciudad de Victoria, provincia de Entre Ríos, pude observar en un muro, a
escasas cuadras de la plaza principal, una anónima pintada con aerosol que
rezaba lo siguiente:
Había visto y escuchado por televisión el delicado adjetivo con que
algunos hombres y mujeres se refieren a
¿Será pura grosería de alguien soez, aunque con cierta creatividad? ¿Se tratará de un chistoso ocasional o de alguien con opinión política que entrecruza el insulto obsceno a una Presidenta con la misoginia? ¿Será un mero exabrupto irresponsable de alguien inmaduro que le parece bien insultar con ese estilo a una presidenta mujer? ¿Provendrá de alguien con mucha rabia o que percibe que sus intereses (políticos, económicos, sociales) están afectados?
Si hubiera sido un varón el Presidente constitucional en ejercicio, ¿esa misma persona que realizó la pintada, hubiera empleado un insulto de similar tenor, que aparece como una agresión de género? Es cierto que a los presidentes varones también se los insulta, pero -en esos casos- los insultos fuertes suelen ir dirigidos a su condición de hijo y a la “profesión” de su mamá, actividad históricamente demandada en todas las sociedades, aunque precisamente de mala reputación.
Grosería, misoginia, afectación de intereses, proyectos políticos
opuestos, o bien suma y/o mezcla de esos distintos componentes, podrían
explicar el ánimo y la decisión del pintor callejero (o de la pintora) en
cuestión. Pero lo principal está en el imperativo del verbo usado para con
¿Cómo que andate? La actual Presidenta Cristina Fernández fue elegida democráticamente en 2007 y tiene mandato hasta 2011. Se puede disentir, se puede y se debe criticar el accionar del Gobierno en todo aquello con lo que no estemos de acuerdo, según nuestra propia perspectiva. Pero pretender que una Presidenta constitucional se vaya antes de terminar su mandato, porque su política no coincida con nuestra posición o con nuestros intereses, implica un comportamiento antidemocrático, destituyente, golpista.
Los sectores de mayor concentración económica (los verdaderos dueños del poder) y sus acólitos políticos y religiosos se sentían cómodos y favorecidos por el peronismo menemista de 1989-1999 y no le exigían a Menem que se fuera del gobierno. Cabe también recordar que estos mismos sectores apoyaron y hasta fueron parte de las dictaduras cívico-militares de 1966 y 1976.
Durante el pasado mes de abril, en el programa televisivo que conduce Mariano Grondona, se registró un
diálogo sumamente clarificador (y vale reconocer que también estremecedor)
entre este lúcido constructor de opiniones políticas y coherente representante
de los intereses antipopulares, y Hugo
Biolcati, presidente de
No se
requiere de una agudeza superlativa, para identificar el proceder
antidemocrático de estos sectores sociales y de sus “intelectuales orgánicos”. Por supuesto, Mariano Grondona nunca exigiría en público que
Los antepasados de Biolcati, de Llambías, de Garetto, de Miguens, de Alchourón, de Crotto, de Martínez de Hoz como síntesis (como clase social, no necesariamente como individuos) son aquellos que en el siglo XIX se apropiaron indebidamente de enormes y valiosas extensiones de tierra en nuestro país, y que en el siglo XX, como muestra de ostentación de su poderío económico y de cierto tipo de construcción social y cultural, realizaban viajes de placer a Europa llevando vacas a bordo de los transatlánticos para poder tomar leche fresca todos los días.
Desconozco el pedigree personal de un ejemplar como Biolcati, quien en
Más allá, entonces, de
la persona en sí que haya pintado el muro de Victoria, social y políticamente
hay que entender con rigor (y también con preocupación) que el pintor entrerriano
no es un loquito suelto. No se trata de un mero hecho aislado y espontáneo. Hay
sectores sociales y personajes en particular que apuestan al quiebre
democrático".
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