Se agradece compartir.
Norberto Alayón
Profesor Consulto de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA)
Como es sabido, el truco es un
juego de naipes que se apoya en el engaño y a la vez transforma al mismo en una
compleja destreza para ganar las partidas. Si uno no sabe engañar es imposible
consagrarse como un buen jugador de truco.
Sin lugar a dudas, Mauricio Macri
sabe engañar, sabe mentir. Esto resulta obvio hasta para sus más empedernidos
seguidores. Mintió en las campañas políticas, mintió en el ejercicio del poder
como gobernante, miente ahora como candidato derrotado y próximo ex presidente.
Hasta con el escrutinio reciente,
donde se pretende instalar lo que una vez escuchamos en el ambiente popular del
fútbol: “ganamos, ellos a nosotros”.
Las mentiras sistemáticas
¿constituyen un mero extravío psicológico o forman parte de un estilo de
comportamiento político pensado para engañar y confundir? El escritor
norteamericano Mark Twain decía que “es más fácil engañar a la gente, que
convencerla de que ha sido engañada”.
Macri, días pasados, afirmó: “nos
vamos con la conciencia tranquila y las manos limpias”. Acerca de la
“conciencia”, seguramente se requeriría de un muy experimentado equipo
interdisciplinario para escudriñar el pensamiento y los sentimientos del autor
de la expresión. Pero lo de “las manos limpias” es toda una audacia, para
manifestarnos en el terreno de lo sarcástico. Una enorme fábrica de jabón no
bastaría para encarar la limpieza de semejantes manos.
Lo más interesante surge de su
slogan desafiante, a lo “porteño guapo”, cancherito: dijo “Hay gato para
rato”, pretendiendo anunciar que no llegó su fin político. El burlón
epíteto de “gato” se busca transformar en algo que generaría orgullo.
Pero, ¿será cierto, será posible,
que este “gato” tenga cuerda para rato? O bien, como en el juego del truco, de
manera amenazante, “nos quiere correr con la vaina”. ¿Nos quiere hacer creer
que va a conducir exitosamente a la oposición?
Nunca es conveniente subestimar
la capacidad del adversario, pero tampoco sobreestimarlo y atemorizarnos de
antemano. El talento conceptual de Mauricio no es precisamente admirable. Como
líder político, ¿Macri es algo más que “un 4 de copas”? ¿O simplemente fue el
candidato ideal que encontraron las clases dominantes para desplegar el
proyecto antinacional de los últimos años?
Es cierto que Macri y sus aliados
han logrado degradar hasta límites impensables el funcionamiento de la sociedad
argentina. Y, por eso, más que su eventual bravuconada, nos preocupa seriamente
la herencia que nos dejó y la cristalización, en vastos sectores de la
población, de las concepciones más reaccionarias.
Pero, si por una vez no mintiera,
si llegara a ser cierto y pudiera concretar eso de que habrá “gato para rato”,
le decimos que aquí seguiremos estando - sin falsa soberbia, pero “a pié
firme”- y le cantamos “quiero retruco”, para defender al país por usted
mancillado.
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