"CONTRA EL MACRISMO TODOS PODEMOS HACER ALGO"
Nota publicada en la Revista "La Tecl@ Eñe" - Buenos Aires
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El
Ministerio de Salud está llevando a cabo una campaña de consejos para prevenir
las enfermedades del dengue, zika y chikungunya. Los diversos mensajes por los
medios de comunicación cierran con la siguiente consigna, que creemos acertada:
“Contra el mosquito todos podemos hacer algo”. Se insta, de ese modo, a la
población, a contribuir con acciones modestas pero eficaces a combatir la
proliferación de dichas enfermedades.
Argentina
atraviesa, desde finales del 2015, una suerte de grave epidemia en lo
económico, en lo social, en lo cultural, en los derechos, en la persecución de
los opositores, en la represión a los pueblos originarios, en los presos
políticos sin condena, en fin en el debilitamiento del estado de derecho y de
la democracia, todo lo cual afecta principalmente a las grandes mayorías
populares.
Asociando
el modelo de funcionamiento general de la sociedad con aspectos puntuales como
el de la salud, evocamos la epidemia de fiebre amarilla que azotó a Buenos
Aires en 1871 provocando la muerte de miles de personas. En esa época el
desconocimiento sobre el posible agente transmisor de la fiebre amarilla llevó
a creer que los vectores eran los inmigrantes italianos. Por supuesto, se trató
de un equívoco que debilitaba el reconocimiento del fantástico aporte de esa
colectividad, como de tantas otras y por supuesto también de las comunidades
originarias, a la consolidación y crecimiento de la Nación Argentina. Aunque también
cabe reconocer que, como en el caso de cualquier otra colectividad o de los
propios oriundos, en nuestro país recalaron algunos inmigrantes italianos e
hijos argentinos de inmigrantes italianos que asumieron comportamientos
económicos y sociales marcadamente contrarios a principios de honestidad y
respeto por el interés general de la población.
Significativas,
al respecto, son las declaraciones de Hugo Moyano, ex Secretario General de la
CGT: “Si he cometido algo por lo que tenga que ir preso, lo único que pido es
estar al lado de la celda de Franco, porque si me meten preso a mí, imagínense
entonces el padre de Macri con los desastres que hizo”.
El
proyecto del macrismo y la Alianza Cambiemos ha generado una catástrofe
nacional que superó las expectativas más pesimistas. Se trata de una suerte de
enfermedad epidémica, acerca de la cual cabrá hacer los máximos esfuerzos para
que no se transforme en endémica.
Como
en la campaña del Ministerio de Salud contra el mosquito, todos podemos hacer
algo para enfrentar al macrismo. Es más, todos DEBEMOS hacer algo para que no
prolifere. ¿Y qué podemos hacer los ciudadanos de a pié para expresar y
materializar prácticas y acciones de resistencia ante el avance del retroceso
generalizado que se verifica actualmente en el país? Por supuesto, no nos
confundimos, ni somos ingenuos, acerca de la prioridad de cristalizar los
cambios de carácter estructural que la Argentina necesita, los cuales están ligados
a la acción colectiva de los grandes actores sociales. Pero, para fortalecer
ese futuro más promisorio, algo podemos y tenemos que ir haciendo sin desmayar.
En
primer lugar, hay que combatir la desesperanza y el pesimismo que muchas veces
nos embargan ante tanto infortunio. Y la no claudicación, debe asumirse dentro
de las posibilidades concretas de cada uno, sin desvalorizarlas, porque todo
debe sumar hacia el objetivo deseado. Habrá que utilizar todos los medios
posibles, al alcance de cada cual.
Cabría,
por ejemplo, participar en marchas y asambleas de rechazo a todas las medidas
regresivas de los gobiernos nacionales, provinciales y municipales. Llevar a
cabo o acompañar denuncias de hechos y actividades que perjudiquen a la
población. Formular y difundir críticas argumentadas sobre las opiniones,
proyectos y políticas puntuales, de carácter negativo, de distintos
funcionarios del gobierno. Poner en evidencia las anomalías gubernamentales.
Conversar y explicar, con paciencia infinita, a familiares, vecinos,
comerciantes del barrio, empleados de negocios, sobre la gravedad de la
situación general y particular por la que estamos atravesando y sobre los
perjuicios que recaerán sobre las generaciones futuras. Adherir, con nuestra
firma, a determinadas campañas, comunicados, declaraciones.
Contribuiría,
también, apoyar y propalar las opiniones y posiciones contestatarias de algunos
medios escritos, radiales y televisivos. Sumarse lúcidamente a las críticas,
evitando debilitar y cuestionar a todas aquellas personas antimacristas, aunque
no cuenten con nuestra absoluta simpatía y coincidencias. Es decir, hacer el
esfuerzo máximo para sumar en todo aquello que contribuya a confrontar con el
macrismo.
Multiplicar
los posicionamientos críticos en las redes sociales, en periódicos y radios
barriales, en facebook, en twitter, en páginas web, en blogs, en grupos, en
correos electrónicos, en charlas públicas, en notas y artículos, en libros.
No
es fácil; lo sabemos. Pero hay que perseverar e insistir hasta el cansancio. No
se deben subestimar las acciones pequeñas. Se podrán ir engarzando con otras
medidas de mayor profundidad y alcance. Sin resignar, en modo alguno, la perspectiva
y la aspiración del necesario cambio estructural, conviene recordar que “hasta
el pelo más delgado hace su sombra en el suelo”.
¿Será
poco lo que hagamos con estas propuestas de resistencia? Probablemente a
algunos les parezca ínfimo o sea insuficiente. Puede ser, pero más insuficiente
es no hacer nada y resignarse y sentirse vencido, de antemano, ante la dura
adversidad. No debemos creer, ni mucho menos auto convencernos de que nada
podemos hacer y que todo será inútil. Si nos convencen o terminamos aceptando
pasivamente que toda reacción será estéril y no fructífera, el vencimiento sí
se transformará en definitivo.
Para
defendernos, entonces, de la barbarie macrista, afirmamos que todos podemos y
debemos hacer algo, aunque parezca escaso, para contribuir a que vuelva a salir
el sol en nuestra patria.
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