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EL
SACRIFICIO (de los que menos tienen)
Norberto Alayón
Trabajador Social. Profesor
Consulto de la UBA.
Septiembre de 2017
El gobierno
acaba de apelar y frenar el fallo que lo obligaba a restablecer las pensiones a
personas con invalidez. La ministra de Desarrollo Social, la abogada Carolina
Stanley, había prometido que iba a restituir este derecho a quienes habían
padecido la suspensión o eliminación de esta prestación en 2016. En una
manifestación de reclamo por este retroceso aparece la fotografía de un niño en
silla de ruedas con un cartel que expresa “Macri me robaste mi derecho”. En
otras épocas se enfatizaba que “los únicos privilegiados son los niños”.
¿Quiénes son los privilegiados en Argentina en este 2017?
En noviembre
de 2015, el presidente Mauricio Macri prometió que se iban a construir tres mil
jardines de infantes y hasta la fecha no se construyó ninguno.
En
abril de 2016, Gabriela Michetti formuló una cautivante propuesta de
resignación: “sepan aguantar hasta que
dentro de dos, tres o cinco años podamos salir adelante”. Lo manifestó en
la provincia de Tucumán, en la misma ocasión en que describió que “la droga mata a los pobres como a la gente
normal”, poniendo en evidencia la densidad intelectual y política de esta
destacada dirigente del PRO, que hoy es la vicepresidenta de la Nación
Argentina.
Los
pobres, que en la sesuda reflexión de la vicepresidenta de la Nación, no serían
“gente normal”, tendrán que seguir esperando y, mientras tanto, soportar
estoicamente las promesas incumplidas del gobierno actual.
Germán
Fermo es un profesional argentino que tiene un doctorado en economía, obtenido
en la UCLA (Universidad de California, Los Ángeles, EE.UU.). Actualmente se desempeña como Director de la
Maestría en Finanzas de la Universidad Torcuato Di Tella y como Director
de MacroFinance. Menciona poseer “una extensa carrera profesional en mercados
financieros”. El pasado 28 de agosto escribió una columna en “El Cronista
Comercial” donde manifiesta su adhesión al proceso de la Alianza PRO-UCR y expresa que “La historia nos está poniendo en
la situación de ser nada más y nada menos que la generación del “sacrificio intertemporal” que podría
entregar un país mejor a la que sigue, una que se atreva a bancarse los costos del cambio, sin gozar de la mayoría de sus efectos”.
Semejante propuesta, si no fuera trágica, podría ser tan hilarante e insana
como la imagen del conservador farmacéutico y rabino Sergio Bergman, ministro
de Medio Ambiente de Mauricio Macri, cuando se mostró recientemente disfrazado de
“planta”.
En su página
de MacroFinance, el 26 de agosto Germán Fermo, contestando a la crítica de un
lector, escribió: “Tu problema es la miopía, aspecto muy característico en la
sociedad argentina. Permitimos 70 años de exceso; solucionarlos requiere dolor
y sacrificio. Paciencia; 70 años de peronismo requerirán 40 años de sacrificio
para su solución”. Al parecer, la obsesión antiperonista del experto financista
Fermo no le genera miopía; directamente lo enceguece y le emponzoña el
pensamiento.
La propuesta
del ingenioso y eufemístico “sacrificio intertemporal”, oculta maliciosamente
el interrogante central que habilita esa sugerencia: ¿a cuáles sectores
sociales les plantea Fermo la necesidad del “sacrificio intertemporal”? ¿El
sacrificio lo va a padecer el multimillonario presidente de la Nación y sus
familiares? ¿O los CEOs que conducen ministerios e importantes organismos del
Estado? ¿O los miembros de la Sociedad Rural Argentina? ¿O los propietarios de
los grandes medios de comunicación? Obviamente que la sugerencia del
“sacrificio” no está destinada a los sectores de concentración de riqueza, sino
que la despiadada y clasista propuesta está planteada para que la soporten las
mayorías no privilegiadas de la población. Que el sacrificio, entonces, lo
asuman y lo padezcan los sectores populares.
Esta
propuesta del “sacrificio” se emparenta con lo afirmado por Carlos Melconián,
economista del PRO y ex presidente del Banco Nación entre diciembre de 2015 y
enero de 2017, en su célebre aforismo “el
ajuste es como los ejercicios abdominales; si no duele no sirve”. La
cuestión siempre es, a quién le duele.
Sobre
las falsas promesas de la Alianza PRO-UCR y el negativo (aunque eficaz) impacto
que producen, resulta útil recordar a Mark Twain, aquel escritor norteamericano
que decía que “Es más fácil engañar a la
gente, que convencerla de que ha sido engañada”. Pero acerca
del sacrificio que proponen y aplican severamente a los sectores populares, hay
que reconocer que son crueles, pero sinceros.
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