“Max Gulmanelli: el
Secretario en Educación” - SE AGRADECE
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Mauricio Macri, el
empresario neoliberal que desde el 10 de diciembre es el Presidente de
Argentina, designó a Esteban Bullrich como su Ministro de Educación y Deportes.
Bullrich (sobrino de Patricia Bullrich, actual Ministra de Seguridad),
licenciado en Sistemas y master en Administración de Empresas por
la Escuela
Kellogg de EE.UU., fue el Ministro de Educación de
la Ciudad de
Buenos Aires desde diciembre de 2009. Al asumir como ministro de la Nación designó al licenciado
Maximiliano Gulmanelli a cargo de la Secretaría de Gestión Educativa
del ministerio.
Gulmanelli es un personaje
peculiar, en relación al cual escribí una nota (“Macri, Gulmanelli y los
pobres”), publicada en el Semanario “Miradas al Sur” de Buenos Aires, el 18 de
marzo de 2012. Transcribo a continuación dicha nota, que da cuenta del perfil
ideológico-político del nuevo Secretario de Gestión Educativa de la Nación
Argentina.
Prof. Norberto Alayón
Facultad de Ciencias Sociales (UBA)
Blog: http://norbertoalayon.blogspot.com.ar
Facultad de Ciencias Sociales (UBA)
Blog: http://norbertoalayon.blogspot.com.ar
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“MACRI, GULMANELLI Y LOS POBRES”
Un grupo de niños que vive en
la Villa 31 de
Retiro concurre a una escuela primaria, dependiente del Gobierno de
la Ciudad ,
distante a unas 30 cuadras de sus casas. Las diversas dificultades que se les
presentan para asistir a la escuela (de seguridad ante el tránsito, de
colectivos que no les paran en el barrio, de costos económicos) llevó a sus
padres a reclamar, desde hace dos años, que el gobierno de Mauricio Macri les
asigne dos micros para el traslado de sus hijos. El gobierno del partido PRO se
negó firmemente a las reiteradas solicitudes de los vecinos y ello concluyó con
una movilización que interrumpió y cortó el tránsito vehicular en esa zona del
barrio de Retiro.
La irrupción en las calles de las
familias desoídas por la pertinaz insensibilidad social del gobierno de Macri,
sacudió irremediablemente la modorra y el retardo clásico (ante este tipo de
necesidades) que caracterizan a los funcionarios del
PRO.
Y, entonces, apareció en el firmamento
Máximiliano (Max) Gulmanelli, para
negociar alguna alternativa de resolución del ya muy dilatado problema. Max, el
Director General de Educación de Gestión Estatal del Ministerio de Educación de
la ciudad, citó a los padres y, en la sala del ministerio donde estaban reunidos
para dialogar y conciliar posiciones, los rodeó con agentes de
la Policía
Metropolitana. Se trata
del mismo ministerio en el cual Macri había designado en 2009 a Abel Posse, aquel cónsul de dos
dictaduras, en reemplazo de Mariano Narodowski que tenía empleado en su cartera
al célebre espía Ciro James.
Seguramente los papás de los niños se
habrán sentido cálidamente protegidos y contenidos por la policía que el
funcionario Max ordenó ingresar. Nada garantiza mejor el diálogo sincero y
productivo de los ciudadanos con sus gobernantes, que la presencia de policías
en una reunión, resoplándole a uno en la nuca, mientras intenta articular
argumentos para reivindicar necesidades no satisfechas. Y esto acaba de ocurrir,
ahora en marzo de 2012, en democracia.
Si se hubiera tratado de una reunión con
padres de escuelas privadas, confesionales o no, ¿el gobierno de Macri los
hubiera rodeado con policías, mientras dialogaban?
Precisamente el Ministerio de Educación
de la ciudad de Buenos Aires, ¿induce, con este tipo de prácticas policíacas, a
fortalecer el prejuicio clasista y estigmatizante de que los pobres serían
agresivos y violentos?
Los padres de los niños a quienes no se
les asignan dos colectivos para poder concurrir a estudiar, ¿cómo se sentirán ante semejante maltrato y autoritarismo?
El retrógrado accionar de Gulmanelli,
¿incentivará en ellos una posible reacción de
violencia simétrica a la que recibieron?
Las familias vulneradas, ¿podrán confiar
mañana en el diálogo, como mecanismo fértil y maduro para la resolución de
conflictos en democracia? ¿les brindará confianza este tipo de instituciones y
este tipo de dirigentes?
Gulmanelli no es un joven funcionario
sin antecedentes. Graduado en el CONSUDEC (Consejo Superior de Educación
Católica) y en la
Universidad Católica de Santiago del Estero, fue -desde 2004
hasta 2008- asesor del Dr. Santiago de Estrada (Secretario de Estado de las dos
últimas dictaduras) en la Vicepresidencia 1ª de
la
Legislatura de la ciudad de Buenos Aires. Fue miembro fundador
de la Red
Luján , de dirigentes políticos cristianos, Secretario del
Departamento de Escuelas Parroquiales del Arzobispado de Buenos Aires, y
Director y Rector de diversos institutos y colegios católicos. Entre 2008 y 2009
fue Jefe de Despacho de la
Vicejefatura del Gobierno de la Ciudad (hasta la renuncia de Gabriela
Michetti como vicejefa). Desde 2010, es conductor -junto al sacerdote Guillermo
Marcó- del programa “Entre el cielo y la tierra”, de Radio Rivadavia. Conductor,
también, del programa “Siempre hay más”, en Canal 21 perteneciente al
Arzobispado de Buenos Aires. Presidente de la Fundación Fragua , con sede
en la Capital
Federal , desde 2009. Completando sus distinguidos antecedentes,
fue Coordinador General de Hogares de la Fundación Felices los
Niños, dirigida por el Padre Julio César Grassi, condenado a 15 años de prisión
por abuso sexual de adolescentes, que estaban internados en el “hogar” de la
propia Fundación.
Tanta tradición “cristiana” no le
impidió a Gulmanelli violentar, discriminar y estigmatizar a los padres de los
niños pobres, rodeándolos durante la entrevista de conciliación con agentes de
la Policía
Metropolitana , mientras intentaban acordar una solución al
conflicto.
¿Cabría pedirle a Macri, como Jefe de
la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, la sustanciación de un inmediato
sumario y la remoción del Director General Gulmanelli del cargo, que pertenece,
nada más y nada menos, al área de educación?
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