lunes, 1 de septiembre de 2014

SOBRE LA LEY NACIONAL Y LOS COLEGIOS PROFESIONALES DE TRABAJO SOCIAL

(Exposición realizada en el Salón Ramón Carrillo del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, el 20 de agosto de 2014, en ocasión de la presentación del Anteproyecto de Ley Federal de Trabajo Social).

                                                                                                                 Prof. Norberto Alayón                                                                                                                       
En primer término quiero agradecer a la Federación Argentina de Asociaciones Profesionales de Servicio Social (FAAPSS) y en particular a su Presidenta, la Dra. Silvana Martínez, por esta invitación que me formularon para compartir con ustedes algunas reflexiones sobre esta temática tan importante para nuestra profesión, como es la referida a la sanción de una Ley Federal y a la vigencia y funcionamiento de los Colegios profesionales.

En ese sentido me propongo comentarles, para iniciar, lo que yo mismo escribí sobre el tema hace ya casi 46 años:

“Es de fundamental importancia y necesidad la creación de vigorosas y reales Asociaciones o Sindicatos a nivel provincial que agrupen a los profesionales de Servicio Social y les posibilite una activa participación en pro de la jerarquización de la profesión que los une. Esto daría lugar con posterioridad a la creación de una Federación Nacional de profesionales, la cual mostraría una imagen de cohesión y fuerza que depararía utilísimos resultados”.

“Dichas asociaciones protegerían y respaldarían integralmente el accionar profesional y las situaciones laborales de todos sus asociados”.

También proponía la sanción de una Ley nacional para la profesión y la unificación del nombre de la profesión y de sus profesionales.

Lo escribí en septiembre de 1968 y el artículo (“Servicio Social de hoy”) fue publicado en la revista “Hoy en el Servicio Social” Nº 16-17, de abril/mayo de 1969 (Buenos Aires - Editorial ECRO). Luego se volvió a publicar en 1971, integrando el libro “ABC del TS latinoamericano”, escrito con otros dos colegas de la Editorial ECRO.

Sobre la ley profesional quiero dar cuenta brevemente de algunos viejos antecedentes, recordando que las provincias de Misiones y Río Negro fueron pioneras en sancionar leyes referidas a nuestro ejercicio profesional:

1) El 20 de noviembre de 1961 se aprobó en la Cámara de Senadores el proyecto de ley que había sido presentado por los senadores Aníbal Dávila (de la UCRI) por Corrientes y Carlos Alberto Lebrero (de la UCRI) por Santa Cruz. El texto comenzaba con la afirmación de “Reconócese como profesión el ejercicio de la Asistencia Social…”. Y planteaba la siguiente definición: “A los efectos de su ejercicio defínese el Servicio Social como actividad destinada a promover el bienestar social mediante el diagnóstico, tratamiento y prevención de los desajustes socio-económico-culturales de los individuos, grupos y comunidades, como también la organización y administracion de servicios de Bienestar Social, la investigación social, la política social y la acción social”. El proyecto habilitaba el desempeño de quienes no hubieran cursado estudios, respetando el cumplimiento del siguiente articulado: “Las personas que al día de la publicación de esta ley se encontraren ejerciendo el Servicio Social en forma de empleo, cargo o comisión, con una antigüedad mayor de 10 años, sin poseer título habilitante (destacado mío), contarán con un plazo de cinco años para encuadrarse dentro de las exigencias de la ley”. Esta ley no entró en vigencia, al no haberse obtenido la otra media sanción de la Cámara de Diputados.
  
2) En 1965, el diputado Dante Oscar Tortonese de la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI), por la Provincia de Buenos Aires, presentó un nuevo proyecto de ley. El mismo hacía referencia al “ejercicio profesional del Servicio Social (Agente Polivalente del Servicio Social)”. Entendiendo “por profesional del Servicio Social a toda persona cuyos conocimientos y técnicas le permitan actuar como agente polivalente en la promoción de la salud pública y en la investigación de todas las causas, directas o indirectas que obran en la producción de un estado de necesidad comprobada, teniendo en cuenta los problemas o desajustes físicos, mentales, morales, jurídicos o económico-sociales que afectan al individuo, al grupo o a la comunidad”. Fundamentaba que “el servicio social cumpliría su verdadera finalidad, que es mejorar el bienestar, adaptar socialmente al individuo, la familia y la colectividad”. Proponía, a la vez, la creación de un “Consejo Profesional, el que ejercerá el control y registro de la matrícula”. El proyecto no fue aprobado.

3) Otro proyecto de ley, que tampoco fue aprobado, fue presentado en 1975 por el diputado Carlos Auyero del Partido Demócrata Cristiano. En el mismo se definía al Servicio Social “como la actividad profesional que realizan los egresados de las escuelas, institutos o facultades de servicio social o trabajo social, oficiales o privados, nacionales o provinciales legalmente reconocidos, siendo su objetivo la promoción humana y social de personas, grupos sociales y comunidades, mediante la intervención directa en las situaciones conflictivas y estados de necesidad producto de las condiciones socioeconómicas y culturales del medio. La prevención de dichas situaciones a través de la participación en equipos interdisciplinarios en tareas de investigación, planificación, coordinación, ejecución y evaluación de programas de promoción, asistencia social, educación, vivienda, salud pública y seguridad social; la formación, organización, conducción y administración de servicios de bienestar social públicos o privados y el asesoramiento en la determinación de políticas sociales”. Significativamente, se destacaba que “la formación de profesionales de servicio social es competencia exclusiva de las universidades nacionales, provinciales o privadas reconocidas. Las escuelas no universitarias existentes a la fecha de promulgación de la presente ley contarán con un plazo de cinco años para su incorporación o anexión a un establecimiento universitario”.

Retornando al tema de los Colegios profesionales, quiero mencionarles lo que manifesté en el año 2004, en el Seminario de cierre de la Maestría en Trabajo Social de la Escuela Superior de Trabajo Social de la Universidad Nacional de La Plata. En esa ocasión señalé que:

“Entendemos que los colegios y organizaciones profesionales, al constituirse en un eje de poder y presión pública que vehiculice legítimos derechos de la comunidad, pueden generar una importantísima contribución en el campo social y político. Para concluir, enfatizamos que las instituciones educativas y los colegios profesionales que, con rigor y compromiso, se expidan permanentemente sobre la problemática social que afecta a una enorme parte de la población, pueden producir un excelente aporte para la generación de un nuevo estilo de funcionamiento social.”

Esto está publicado en la Revista “Escenarios” Nº 8 - ESTS - Universidad Nacional de La Plata - Septiembre 2004. (Artículo “Dimensión política del Trabajo Social - Su aporte a un proyecto de país”).

Finalmente quiero compartir con ustedes lo que escribí en octubre de 2009:

“Como es sabido, aún persisten posicionamientos tradicionales que conciben a las Asociaciones y Colegios profesionales básicamente constreñidos o encapsulados solamente en el otorgamiento de la matrícula profesional habilitante para el desempeño laboral, en la fiscalización del ejercicio de los graduados, en la verificación del cumplimiento de los llamados Códigos de Ética.

Sin duda alguna, el fortalecimiento de la conciencia asociativa de las y los trabajadores sociales nos parece un aspecto clave para la profesión. Pero aspiramos a la existencia de una conciencia gremial sólida, plasmada en múltiples acciones, no exclusivamente volcada a las reivindicaciones de índole profesional (legítimas, por cierto), sino también ligada a la problemática social en su conjunto y a situaciones de orden general que se produzcan en su región o país.

Creemos que una asociación o colegio de trabajadores sociales no debería estar ajena y silenciosa ante las diversas y permanentes problemáticas sociales que se registran en su jurisdicción o región.

Ante la cruda magnitud con que suele verificarse en nuestros países, las diversas y complejas expresiones de la cuestión social, ¿resulta justificable que una asociación o colegio de trabajadores sociales se aboque sólo al planteamiento de requerimientos y aspiraciones profesionalistas de su categoría corporativa?

Seguramente las modalidades de expresarse, de reclamar, de llevar adelante acciones administrativas y también mediáticas para contribuir a la sensibilización de la opinión pública, podrán ser múltiples y variadas de acuerdo a cada realidad en particular, pero manteniendo el convencimiento de la necesidad (y ¿la obligación) de hacer oír nuestra voz en pos de causas justas.

Reafirmamos, entonces, que aspiramos que los Colegios o Asociaciones de trabajadores sociales se transformen en instrumentos que, además de levantar reivindicaciones profesionales específicas, contribuyan al esclarecimiento, a la caracterización y a la denuncia de los problemas que afectan a toda la comunidad y, en particular, lo atinente a los problemas sociales que padecen los sectores populares.

Entendemos que la propia ALAEITS (Asociación Latinoamericana de Enseñanza e Investigación en Trabajo Social) debería expedirse regularmente sobre cuestiones latinoamericanas de significativa importancia, más allá de lo específico de nuestra profesión. Por ejemplo (y esto estaba referido al año 2009), acerca de la grave situación de quiebre democrático que sufrió el hermano país de Honduras. O sobre la instalación de bases militares norteamericanas en la hermana República de Colombia, que afecta la soberanía continental. Ello permitiría, además del justo y explícito testimonio del colectivo profesional de las y los trabajadores sociales latinoamericanos, que ALAEITS incrementara su identidad, irradiara su presencia continental e instalara en actos concretos el ejemplo de un inclaudicable compromiso con las grandes causas de la humanidad”.

Estas últimas consideraciones están publicadas en el libro “Crónicas y textos de lo social”. Buenos Aires. Espacio Editorial. 2010 (“La Agenda para el Trabajo Social en América Latina y su articulación”).

Para concluir, quiero expresarles con todo énfasis mi alegría y también mi orgullo, como miembro de la categoría profesional, por los posicionamientos que viene adoptando nuestra Federación Argentina de Asociaciones Profesionales de Servicio Social. No solamente concretaron el cambio de fecha del Día del Trabajador/a Social en Argentina, fijándolo en el 10 de diciembre, en consonancia con el Día Internacional de los Derechos Humanos, lo cual vino a plasmar una vieja y legítima aspiración de vastos sectores de la profesión. A ello se suman las importantes y contundentes declaraciones públicas, en contra de las acciones más obscenas del capitalismo financiero internacional, plasmados en un nuevo intento de verdaderos crímenes de lesa humanidad a cargo de los “fondos buitres”; como así también la certera crítica a las prácticas genocidas llevadas a cabo por el gobierno de Israel contra el pueblo de Gaza.


Estos posicionamientos nos dignifican y jerarquizan como profesión, por todo lo cual me permito agradecer y felicitar a la FAAPSS, en la persona de su Presidenta, la colega misionera Silvana Martínez.

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