LA OLIGARQUÍA, LUIS
ETCHEVEHERE Y EL PRO EN ENTRE RÍOS
El proceder oligárquico e intrínsecamente autoritario de LUIS ETCHEVEHERE,
en un conflicto familiar del 2020 por la distribución hereditaria, me hizo
recordar una nota que publiqué en el diario “Página 12”, el 5 de agosto de 2009.
El título de la nota fue “Cristina: no
te vayas con Chávez” y la transcribo a continuación:
“Hace un par de días,
en la agradable y apacible ciudad de Victoria, provincia de Entre Ríos, pude
observar en un muro, a escasas cuadras de la plaza principal, una anónima
pintada con aerosol que rezaba lo siguiente:
Cristina: No te vayas con Chávez. Andate con chuda.
Había visto y
escuchado por televisión el delicado adjetivo con que algunos hombres y mujeres
se refieren a la Presidenta y también lo había leído en algún diario, pero sin
la relación con Chávez y con el requerimiento de que abandone el cargo. Releí
con atención la pintada y me llevó a interrogarme acerca de qué trasunta este
tipo de expresiones ofensivas. ¿Será pura grosería de alguien soez, aunque con
cierta creatividad? ¿Se tratará de un chistoso ocasional o de alguien con
opinión política que entrecruza el insulto obsceno a una Presidenta con la
misoginia? ¿Será un mero exabrupto irresponsable de alguien inmaduro que le
parece bien insultar con ese estilo a una presidenta mujer? ¿Provendrá de
alguien con mucha rabia o que percibe que sus intereses (políticos, económicos,
sociales) están afectados?
Si hubiera sido un
varón el Presidente constitucional en ejercicio, ¿esa misma persona que realizó
la pintada, hubiera empleado un insulto de similar tenor, que aparece como una
agresión de género? Es cierto que a los presidentes varones también se los
insulta, pero -en esos casos- los insultos fuertes suelen ir dirigidos a su
condición de hijo y a la “profesión” de su mamá, actividad históricamente
demandada en todas las sociedades, aunque precisamente de mala reputación.
Grosería, misoginia,
afectación de intereses, proyectos políticos opuestos, o bien suma y/o mezcla
de esos distintos componentes, podrían explicar el ánimo y la decisión del
pintor callejero (o de la pintora) en cuestión. Pero lo principal está en el
imperativo del verbo usado para con la Presidenta constitucional: “andate”.
¿Cómo que andate? La
actual Presidenta Cristina Fernández fue elegida democráticamente en 2007 y
tiene mandato hasta 2011. Se puede disentir, se puede y se debe criticar el
accionar del Gobierno en todo aquello con lo que no estemos de acuerdo, según
nuestra propia perspectiva. Pero pretender que una Presidenta constitucional se
vaya antes de terminar su mandato, porque su política no coincida con nuestra
posición o con nuestros intereses, implica un comportamiento antidemocrático,
destituyente, golpista.
Los sectores de mayor
concentración económica (los verdaderos dueños del poder) y sus acólitos
políticos y religiosos se sentían cómodos y favorecidos por el peronismo
menemista de 1989-1999 y no le exigían a Menem que se fuera del gobierno. Cabe
también recordar que estos mismos sectores apoyaron y hasta fueron parte de las
dictaduras cívico-militares de 1966 y 1976.
Durante el pasado mes
de abril, en el programa televisivo que conduce Mariano Grondona, se registró
un diálogo sumamente clarificador (y vale reconocer que también estremecedor)
entre este lúcido constructor de opiniones políticas y coherente representante
de los intereses antipopulares, y Hugo Biolcati, presidente de la Sociedad
Rural Argentina. Biolcati afirmó: “El gobierno de Kirchner va a durar dos años
más... y dos años más, van a ser muy duros.” Y Grondona expresó: “¿Dos?... ¿Te
parece?... No sé qué va a pasar después del 28 de junio”. Y Biolcati
sonriéndose, le contestó: “Eso era lo que te quería escuchar”. Grondona cerró
con una cínica y temeraria re-pregunta a su entrevistado: “¿Hay un señor que se
llama Cobos, no…? Creo que es vicepresidente…”
No se requiere de una
agudeza superlativa, para identificar el proceder antidemocrático de estos
sectores sociales y de sus “intelectuales orgánicos”. Por supuesto, Mariano
Grondona nunca exigiría en público que la Presidenta se fuera (andate) antes de
2011 y mucho menos con ese tipo de adjetivos tan poco románticos y elegantes
como el que usó el pintor de Victoria.
Los antepasados de
Biolcati, de Llambías, de Garetto, de Miguens, de Alchourón, de Crotto, de
Martínez de Hoz como síntesis (como clase social, no necesariamente como
individuos) son aquellos que en el siglo XIX se apropiaron indebidamente de
enormes y valiosas extensiones de tierra en nuestro país, y que en el siglo XX,
como muestra de ostentación de su poderío económico y de cierto tipo de
construcción social y cultural, realizaban viajes de placer a Europa llevando
vacas a bordo de los transatlánticos para poder tomar leche fresca todos los
días.
Desconozco el pedigree
personal de un ejemplar como Biolcati, quien en la Apertura Oficial de la 123
Exposición Rural de Palermo (cuyo predio administra el colombiano Francisco de
Narváez), desplegó un uso intensivo del vocablo patria -mencionándolo
literalmente cientos de veces en un discurso relativamente breve- que explica
fehacientemente qué y cómo entienden la Patria estos sectores sociales, y que,
a la vez, debe haber enardecido el polvo de los verdaderos patriotas. Y desde
esa posición de clase, de esa caracterización que tienen de sí y del resto, de
cómo entienden y ansían que debe funcionar la sociedad, es que Biolcati en
genuina y coherente representación de la Sociedad Rural dijo su verdad. Para
ellos, es decir para los sectores de mayor riqueza económica, que no quieren
perder sus históricos privilegios, “el Estado es un predador insaciable”.
Más allá, entonces, de la persona en sí
que haya pintado el muro de Victoria, social y políticamente hay que entender
con rigor (y también con preocupación) que el pintor entrerriano no es un
loquito suelto. No se trata de un mero hecho aislado y espontáneo. Hay sectores
sociales y personajes en particular que apuestan al quiebre democrático.