HACE 4 AÑOS SUBÍ EN FACEBOOK ESTE POSTEO QUE REPRODUZCO A CONTINUACIÓN:
Norberto Alayón
HAY QUE ALEJAR A LOS NIÑOS DE LAS ARMAS.
Como parte de la celebración del Día del
Niño, la Gendarmería Nacional (la fuerza de seguridad que está señalada de
haberse llevado a Santiago Maldonado en Chubut) armó un stand para que los
chicos tomaran contacto con su armamento, en la República de los Niños de Villa
Gonnet. Debajo del cartel “Fuerzas Especiales Alacrán” (el grupo de élite de la
Gendarmería comandada por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich) fueron
instaladas mesas en las que se expusieron ithacas, fusiles, lanzagranadas,
ametralladoras, escopetas y armas cortas de distintos calibres. La
administración de ese predio está a cargo de Julio Garro, intendente de la
ciudad de La Plata y uno de los hombres de mayor confianza de la gobernadora
María Eugenia Vidal, de la Alianza Cambiemos. Semejante exposición superó la
repartija de camioncitos con el logo de Gendarmería, que el Ministerio de
Desarrollo Humano de la Ciudad de Buenos Aires entregó en comedores con los que
colabora la administración del macrista Horacio Rodríguez Larreta.
En NOVIEMBRE DE 2010 publiqué una nota
sobre “LOS NIÑOS Y NIÑAS POLICÍAS” en la que denunciaba la irradiación de
variadas experiencias de “Policía Infantil” y de “Gendarmería Infantil” en las
provincias de Chubut, Salta y Misiones. Consigno ese texto a continuación,
precisando que en abril del 2011 “siguiendo instrucciones del Ministerio de
Seguridad a la Nación, la Policía de Misiones desarticulará 32 entidades de policía
infantil que funcionan en esa provincia”.
“Recientemente, el cura Adrián Alberto
Mari, de 35 años de edad y director de la Pastoral Juvenil, fue pasado a
disponibilidad como capellán de la policía de la ciudad de Esquel, provincia de
Chubut. La medida fue adoptada por el ministro de Gobierno de la provincia, en
virtud de que Mari “no contaba con ningún aval de ningún organismo oficial para
realizar adoctrinamiento policial de menores de edad”.
El sacerdote había iniciado una
experiencia precisamente de adoctrinamiento policial, con un grupo de 45 niños
y niñas, de entre 9 y 14 años. El experimento consistía en encuentros semanales
en el Casino de Oficiales de la Policía de Esquel, donde los niños recibían
entrenamiento practicando ejercicios de “cuerpo a tierra”, “carrera march”,
“salto de rana” y desfile, instrucción ésta brindada por policías en actividad,
además de practicar con chalecos antibalas. Los niños iniciaban estas clases
saludando a la bandera y entonando la canción “Nuevo Sol”, cuya letra está
basada en un discurso del Papa Juan Pablo II en ocasión de su visita a la
Argentina en 1982, durante la época de la dictadura cívico-militar.
Entre las argumentaciones de defensa de
su proyecto con los niños, el cura Mari destacó la importancia de que los
chicos “saquen al policía que hay en su interior”, que se “revalorice la
vocación policial”, y que “quiere que los niños saluden en la calle a los
uniformados y les regalen un alfajor, por el servicio que prestan”. Curiosa y
original afirmación esta última, que podría denotar candidez, cinismo o
directamente extravío.
La difusión de la noticia actualizó el
recuerdo de la lamentable vigencia de otras experiencias de Policía Infantil y
de Gendarmería Infantil, que se vienen llevando a cabo en muchas provincias, en
algunos casos desde hace 20 años.
En la provincia de Salta el primer
cuerpo infantil de estas características fue creado en 1990 por el Comisario
Principal Roberto Manuel Miranda y actualmente existen 75 brigadas en las que
están involucrados 5.000 niños y niñas uniformados. Justificando la pertinencia
de este entrenamiento militarizado, el Comisario General Pascual Algañaraz
afirma que “los formamos como personas de bien, para que respeten los valores
perdidos de la familia y los símbolos patrios. El capellán asiste en la parte
espiritual y ayuda a los chicos que van a tomar sus comuniones”.
La relación entre las clásicas
concepciones de familia tradicional, valores, patria, nacionalismo,
catolicismo, constituye un soporte esencial para la vigencia de ideologías
profundamente conservadoras. En nombre de “Dios, Patria y Hogar” se cometieron
y se cometen acciones que atentan contra el funcionamiento democrático, plural,
igualitario de la sociedad.
Sumamente clarificador resulta el
contenido de la Resolución Nº 546/90 que dio vida a la Policía Infantil en
Salta: “Su misión es incorporar a la niñez como participante activa en la
acción preventiva policial, persuadiéndola al rechazo y apartamiento de
conductas antisociales y delictivas, creando un ambiente adecuado a fin de que
el niño a medida que avance en edad y conocimiento vaya descubriendo los
auténticos valores de la vida y comprendiendo la importancia de la función
policial en el mantenimiento de la paz social”.
El entrenamiento militarizado de los
chicos y chicas salteños, de entre 6 y 13 años, incluye también el aprendizaje
de defensa personal, el uso de uniforme y gorra policial, los desfiles, la
venia como saludo y la asistencia a misa. Vale recordar que la práctica
religiosa en Salta, como en otras provincias del noroeste, está absolutamente
arraigada y aceptada en las escuelas públicas, a las que concurren niños de
todas las religiones o bien de ninguna, a pesar de lo cual deben rezar al
comienzo y a la finalización de la jornada escolar diaria.
Distintos intendentes legitiman la
existencia de estos cuerpos infantiles, solicitando su participación en actos,
para que desfilen con sus uniformes, insignias y banderas. El comisario y
también licenciado en Trabajo Social Marcelo Juan Lami menciona que “habíamos
prohibido que desfilaran, pero a los padres les encanta, así que siguen
desfilando”.
Tan extendido e institucionalizado está
en Salta la existencia de los niños y niñas policías, que hasta tienen un día
propio: el 13 de octubre se celebra el Día de los Cuerpos de Policía Infantil.
En la provincia de Misiones también se
registra una importante y antigua presencia de este tipo de brigadas de Policía
Infantil, contando con más de 20 Cuerpos en todo su territorio. En la ciudad de
Eldorado se creó en 1990; en Oberá en 1994; en Posadas y en Campo Viera en
2001; en Leandro N. Alem en 2004. Algunos de estos Cuerpos ostentan lemas, como
por ejemplo “Los guardianes del orden” que identifica a la Policía Infantil de
San Ignacio.
Un activo impulsor de estas experiencias
de entrenamiento policial en Misiones es el Comisario Mayor retirado Ricardo
Esteban Zarza, de 49 años de edad, fundador de tres Policías Infantiles en la
provincia y organizador del VI Encuentro Provincial de estas policías, a
llevarse a cabo próximamente en la localidad de Candelaria.
Esta policía de niños en Misiones asume
el lema de “Mita Jory”, que en guaraní significa “niños alegres” y posee un
peculiar logo que grafica la silueta de un hombre agachado, con gorra, con un
brazo extendido y al lado un niño parado, conjunto que visualmente podría
asemejar a alguien apuntando con un rifle o fusil.
¿A qué obedecerá la proliferación de
estos programas de involucramiento policial de los niños y niñas, existentes en
más de una decena de las provincias argentinas, lo cual implica una suerte de
militarización de nuestra infancia?
Indudablemente se tiende a fortalecer y
reproducir en la sociedad -desde la propia infancia- un estilo de
comportamiento cultural que privilegia una férrea disciplina militarizada,
basada en el orden, las órdenes y la rigurosa obediencia.
Para ello se cuenta con la aceptación
activa de algunos pocos y también con la aceptación pasiva de la mayoría de la
población, que por diversas razones no llega a advertir los riesgos que estas
prácticas contienen y dejan de levantar una voz siquiera de alerta y rechazo
ante este avance, crecientemente extendido, que pretende imponer una concepción
militarista de la vida y la familiarización con las armas, aunque no las porten
ellos, desde la más temprana edad.
La excusa para impulsar e irradiar estas
experiencias policiales procura centrarse en el eventual servicio que
prestarían para la “contención de los niños marginalizados”. El lugar de los
niños -pobres o no- está en la casa y en la escuela (que en virtud de la Ley
1420 del siglo XIX establece la educación obligatoria, laica y gratuita), y no
en las brigadas o cuerpos policiales, bajo la estricta lógica de los
entrenamientos y adoctrinamientos militares.
También en Misiones y en otras
provincias argentinas existe la Gendarmería Infantil, antecesora de los
proyectos policiales. En la Revista del Círculo de Gendarmería Nacional se
incluye un ilustrativo reportaje sobre las características de la organización
infantil, que es denominada -según el número de niños y niñas de entre 8 y 14
años que lo integran- como Secciones, Escuadras y Agrupaciones. Los niños son
“aspirantes”, “patrulleros” o “baqueanos”, de acuerdo a la edad, y la finalidad
es “orientar e inculcar a esos niños valores netamente argentinos”.
Un comentario revelador de la ideología
que suele orientar a estas iniciativas, fue realizado por un Comandante
retirado, en estos términos: “Recuerdo que en mis años mozos patrullando a
caballo lugares muy aislados de la frontera, muchas veces me encontré con niños
muy pobres y analfabetos cuyo futuro cierto era el cuatrerismo o el
contrabando. Hoy gracias a la Gendarmería Infantil ya pueden aspirar a una vida
digna y ser ciudadanos respetables”.
Como en tantas otras ocasiones, surge, con nitidez, la clásica y perversa
asociación de pobreza con delincuencia. El estigma, la duda, el miedo, siempre
recaen sobre los pobres y los humildes. Y, entonces, a los niños pobres habrá
que encauzarlos, reeducarlos, readaptarlos, disciplinarlos, inculcarles
“valores netamente argentinos” (por intermedio de la Gendarmería Infantil),
porque sino serán el peligro del mañana. Conviene recordar que los cuatreros
importantes, los ladrones importantes, los contrabandistas importantes,
pertenecen a otras clases sociales, y para estas clases sociales no existen los
proyectos de Gendarmería Infantil o de Policía Infantil.”