Nota
¿POR QUÉ LO INSULTAN A MACRI?, publicada en la Revista “La Tecl@ Eñe”. Buenos
Aires. Marzo 7 de 2018.
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¿Qué
significado se le puede atribuir a los insultos reiterados que viene recibiendo
el presidente Macri en la actualidad y que se viralizan y se incrementan en
ámbitos y circunstancias muy diversas? He escuchado el cántico tarareado y
silbado en colectivos de transporte público, por jóvenes y no tan jóvenes.
¿Se
trata de algo obsceno, agraviante, que afecta la investidura presidencial? ¿De
un accionar insustancial, simplemente chistoso? ¿De un estado de ánimo
exasperado por las medidas de un gobierno antipopular?
Aunque
la expresión “MMLPQTP” aparece literalmente como contundente, no se refiere
-por supuesto- a la madre del presidente. Se refiere, en la jerga corriente, al
presidente y a su gobierno.
Algunos
sectores adictos al gobierno aparentan escandalizarse, quieren prohibir o
sancionar los cánticos, intentando negar el sentido simbólico de la expresión,
criticando el lenguaje soez empleado. Pero resulta que se trata del lenguaje
cotidiano que se utiliza mayoritariamente en la sociedad.
En
la reciente inauguración de las sesiones ordinarias del Congreso Nacional, la
propia vicepresidenta de la Nación, Gabriela Michetti, le dijo al titular de la
Cámara de Diputados, Emilio Monzó: “Ayudame, boludo; no me dan pelota”. No le
dijo zonzo, necio o estúpido. En Chile, un sinónimo de boludo es “huevón”.
Bolas, pelotas, huevos se refieren también a ciertos atributos masculinos.
¿Michetti lo agredió, lo insultó groseramente a Monzó? ¿Habrá asociado a Monzó
como poseedor de una hipertrofia puntual en su anatomía o sufriente de
varicocele?
¿Qué
será entonces lo agresivo, lo obsceno, lo insultante? Recuerdo haber visto, en
el año 2009, una pintada en un muro del centro de la ciudad de Victoria (Entre
Ríos), dirigida a la presidenta de la Nación en ejercicio. Decía, “Cristina: No
te vayas con Chávez. Andate con Chuda”. Todo un delicado adjetivo, que hombres
y mujeres le adjudicaban (también el de “yegua” y otros) -por medio de
radios, televisión y algún diario- a
Fernández de Kirchner.
O
bien otras expresiones muy agresivas y mucho más peligrosas, aunque sin emplear
las llamadas “malas palabras”, como aquellas de Mauricio Macri del 2010, siendo
Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cuando propuso “tirar
por la ventana a Néstor Kirchner”. O la del monseñor Antonio Baseotto, obispo
castrense, en el 2005, que decía que el ministro de Salud Ginés González García
merecía que “le cuelguen una piedra de molino al cuello y lo tiren al mar”, lo
que no es un simple insulto o agresión, ya que tiene antecedentes concretos y
muy cercanos en nuestro país.
Los
cánticos críticos hacia el presidente hacen evidente el estado de exasperación,
de rabia, de catarsis, de impotencia ante las oprobiosas medidas que viene
adoptando el gobierno en claro perjuicio de los sectores medios y bajos de la
población y -en espejo opuesto- en ominoso beneficio de los sectores más ricos
de la sociedad.
Oficialistas
y opositores saben de sobra que el gobierno miente, en forma sistemática e
impune, con malicia y frivolidad, socavando hasta la esencia misma del
necesario funcionamiento democrático.
Lo
verdaderamente obsceno, lo ciertamente grave e insultante, no son los cánticos,
más allá del lenguaje empleado. Lo inmoral es el proyecto de degradación
nacional, con consecuencias actuales y futuras, que representa y despliega
impiadosamente el partido PRO y su Alianza Cambiemos.
Muchos
miembros del gobierno y sus aliados expresan ante esta reacción popular una
vacía e hipócrita moralina. Se hacen los ofendidos o pretenden victimizarse, se
desgarran las vestiduras, ante ciertos epítetos que ellos mismos utilizan
corrientemente. Como seguramente los emplearán, a diario, los sectores de la
elite económica que estudian o estudiaron en suntuosos colegios privados.
En
el año 2014, Mauricio Macri (hoy insultado por las políticas que pone en
práctica), en una especie de alarde de galán gracioso y de machismo explícito,
lindante con el incentivo al acoso de género, dijo que “a todas las mujeres les
gusta que le digan qué lindo culo que tenés”. No apeló siquiera a algún vocablo
refinado o eufemístico.
A
lo mejor, en este combo perverso y simultáneo de medidas antipopulares y de
mentiras sistemáticas que despliega el gobierno, a algunos les termine gustando
que la gente le diga, le grite, le cante lo que se merecen.
Norberto
Alayón
Trabajador
Social. Profesor Consulto de la UBA.