Nota "LOS AMIGOS MAURICIO TRUMP Y DONALD MACRI".
En Revista "La Tecl@ Eñe" - Buenos Aires - 27 de octubre de 2016.
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Según el testimonio de Gabriela Cerruti (en su libro “El
Pibe” del 2010) “Mauricio Macri y el misionero Ramón Puerta (actual embajador
argentino en España) se conocieron en la Universidad Católica
de finales de los setenta, cuando buscaban su título de ingeniero. Tenían la
misma edad y la misma pasión por las niñas jovencitas. Desde entonces se
hicieron buenos amigos y solían compartir desde viajes por el mundo a negocios
fabulosos en la provincia de la que Puerta fue tres veces gobernador.
Puerta fue bautizado por Carlos Menem como “el alumno más
aplicado del modelo” y tuvo el récord de haber privatizado el Banco de la Provincia de Misiones,
que su abuelo había fundado.
Ramón Puerta se dedicaba a disfrutar los placeres de la vida
en sus plantaciones cuando Mauricio Macri ya visitaba Misiones con su padre
para ver avanzar las obras de la represa Yacyretá. La construcción de la
represa fue decidida por el gobierno peronista en 1973, pero su licitación se
entregó en plena dictadura militar a un consorcio integrado, entre otros, por
IMPRESIT-SIDECO.
Yacyretá fue terminada recién en 1998 y acumuló causas
judiciales y comisiones investigadoras por los precios exorbitantes que
terminaron pagándose por sus obras; la utilización ilegal de mecanismos de
reembolso, como los de la promoción industrial, que fueron adjudicados a los
consorcios extranjeros mediante falsa documentación, y las denuncias de
ambientalistas y hasta el Banco Mundial por la afectación a la zona, a los
ríos, las Cataratas del Iguazú y el desplazamiento de más de cuatro mil
familias que vivían en la zona.
Los sobreprecios por Yacyretá y las maniobras de dilación
fueron tan exorbitantes, que tuvo la rara paradoja de ser nombrada por el
presidente Carlos Menem (que sí poseía buen conocimiento de estos temas) como
“el monumento a la corrupción”.
M.Macri llegó a cambiar su domicilio y fijarlo en Misiones
para poder acceder tanto a votar a su amigo, como a participar de todas las
contrataciones del Estado que exigían residencia en la provincia.
En algunos años, las empresas de Mauricio Macri se hicieron
cargo de la construcción del puente Posadas-Encarnación; la fábrica de Celulosa
Puerto Piray (que quedó a medio construir y fue adquirida así por el Citibank);
el asfaltado de la ruta 12 que accede a Cataratas del Iguazú; la pavimentación
de la ruta 103; y el asfaltado de la pista del Aeropuerto de Apóstoles.
El gran negocio para SIDECO fue la construcción de la
represa Urugua-í, que no sólo copió el modelo de generación eléctrica de
Yacyretá sino también el esquema de pagos y reembolsos. La obra presupuestada
en 80 millones de dólares costó finalmente 300 millones y terminó en una causa por
defraudación y estafa contra el gerente del emprendimiento, Néstor Grindetti,
quien iba a ser luego ministro de Hacienda de Mauricio Macri en la ciudad de
Buenos Aires. (Grindetti es actualmente el intendente de Lanús en la provincia
de Buenos Aires y titular de cuentas offshore no declaradas, en los “paraísos
fiscales” de Panamá).
Mauricio logró hacerse acreedor del contrato para construir
la costanera de Posadas, un paseo con vista al nuevo espejo de agua de la
ciudad, que formaba parte del plan de obras post-Yacyretá. La costanera se
convirtió en un lugar de paseo obligado de los misioneros y en un chiste
ineludible: “Cada metro de la costanera cuesta más que un metro de subterráneo
en París”.
Si Gregorio Chodos ofició de padrino y protector en su vida privada
y empresaria, y Nicolás Caputo de amigo todo terreno en las buenas y en las
malas, fue sin duda Ramón Puerta el gran jefe, compinche, consejero, de
Mauricio Macri en su carrera política. Tanto fue así que Macri pensó seriamente
en iniciar su carrera política como candidato a diputado nacional por Misiones
en el año 1999, acompañando la lista que llevaba a Ramón Puerta de candidato a
senador.
Si puerta le abrió a Mauricio Macri su estancia, sus
consejos políticos y la obra pública en Misiones, Mauricio le llevó a la
provincia un contacto inestimable: el magnate Donald Trump se hizo cargo del
Casino, el primero privatizado del país. Trump se asoció para esto a Miguel
Egea, ese oscuro personaje del menemismo relacionado con ex represores de la Escuela de Mecánica de la Armada.”
Rodrigo Lloret, en el Diario Perfil, menciona que “los
empresarios Trump y Mauricio, devenidos en políticos, se conocieron cuando el
argentino tenía 24 años y el norteamericano 40. “Es una larga historia, de hace mucho tiempo.
Fue cuando tuve que cerrar un negocio familiar en Nueva York”, le dijo Macri a
la cadena estadounidense CBS, cuando le preguntaron por sus vínculos
comerciales con el republicano. En esa entrevista, transmitida para los Estados
Unidos, Macri reconoció que las gestiones que tuvo que realizar con Trump
representaron su debut en los emprendimientos internacionales.
La historia fue
revelada en Estados Unidos en la biografía del magnate neoyorkino, titulada Trump: The Deals and the Downfall (Trump: los
negocios y la caída), escrita por el periodista Wayne Barret, que realizó
investigaciones para Newsweek y también fue docente de periodismo en la Universidad de
Columbia.
Desde 1979 hasta 1984, el Grupo Macri quiso construir conjuntamente con
el Grupo Trump un edificio de 150 pisos en Nueva York, sobre una
propiedad que Franco Macri había comprado en el lado oeste de Manhattan. El
Proyecto Lincoln West no prosperó, pero generó una muy buena relación entre los
empresarios y, con el tiempo, Trump empezó a visitar a sus amigos argentinos
para alojarse en la quinta Los Abrojos -el refugio que Macri tiene en el
partido bonaerense de Malvinas Argentinas-, o en la mansión que la familia del
ex presidente de Boca tiene en Punta del Este.
“Me encanta Buenos Aires, es una hermosa ciudad. Conozco
grandes hombres de negocios en la región, como Macri. Es un buen tipo”, confesó
Trump en 2012 al diario La Nación, cuando anunció una inversión de 100
de millones de dólares en la
Trump Tower, construida, precisamente, en Punta del Este.
“Conozco a los dos (Macri), al padre y al hijo, que ahora es jefe de Gobierno
de la ciudad de Buenos Aires. Me caen bien y creo que son una gran familia.”
El 31/7/15 , Laura Cortés escribió en InfoBaires 24 “el periodista norteamericano Joe
Goldman, quien vive hace varios años en el país y se desempeña como
corresponsal y productor de ABC News, se refirió a la biografía no autorizada
del magnate ultraderechista Donald Trump, escrita por su amigo personal, Wayne
Barrett. Allí, Barrett revela los estrechos vínculos de Trump con la familia
Macri; tanto con Franco como con el ahora candidato presidencial por el PRO,
Mauricio.
“El grupo Macri intentó hacer negocios contruyendo un
edificio de 150 pisos en Nueva York sobre una propiedad que Franco había
comprado en el lado oeste de Manhattan”, contó Goldman.
Efectivamente, a principio de los ’80, la familia Macri,
enriquecida durante la dictadura cívico-militar que se encargó de estatizar su
deuda, decidió globalizar su negocio comprando propiedades en la ciudad de
Nueva York. “Macri Group” adquirió el 65% de Lincoln West, el predio más
importante y caro de toda la isla de Manhattan.
El empresario estadounidense había sido su dueño hasta 1979,
cuando se desencadenaron una serie de protestas vecinales y quejas de
urbanistas por la insólita idea de erigir un edificio de semejante tamaño. Por
eso, Trump utilizó a los Macri como fachada, mientras él tramitaba los cambios
de ordenanzas, leyes de vivienda, medio ambiente y demás, que estaban frenando
su millonario negocio.
El pequeño hijo del empresario Macri, de por entonces 21
años de edad, se involucró personalmente en el proyecto faraónico que
desarrollaron las empresas de manera conjunta. Por esa razón, cuando Trump vino
a la Argentina,
en 1984, “Mauricio Macri fue el encargado de hacer el tour para él, incluyendo
un asado en el campo y golf con Donald Trump y su esposa Ivanna”, precisó
Goldman.
En definitiva, ese fue el debut de Macri hijo en los negocios
familiares. El periodista norteamericano agregó, además, que Trump “no es muy
bien visto en los Estados Unidos por sus vínculos con gángsters y con la mafia
de Nueva York y Atlantic City”. Pero si hay algo que tienen en común los dos
candidatos a presidente, es su claro tinte xenófobo, su impronta conservadora y
neoliberal y su larga lista de turbias amistades.”
Juan Cruz Sanz, en Infobae del 27/9/16, hace referencia al
libro de Franco Macri del 2013 (“Charlas con mis nietos”), en donde se puede
leer: “Estábamos con Mauricio en Nueva York en medio de difíciles negociaciones
con Donald Trump por Lincoln West, un proyecto inmobiliario que pretendimos
realizar y que terminamos vendiendo a Trump por 95 millones de dólares en
diciembre de 1984.”
El 25/9/16, en la publicación “Nuestras Voces”, Gabriela
Cerruti escribe una nota titulada “Buenos Muchachos”, donde expresa que “Mauricio
Macri y Donald Trump prefieren no recordar sus años juveniles en Nueva York,
cuando compartieron negocios, relaciones con la Cosa Nostra y
megaproyectos inmobiliarios. Los vínculos de Trump con la mafia se colaron en
la campaña electoral, y Macri conoce bien el tema. Alguna vez recibió de manos
del hoy candidato republicano un cheque por ciento cincuenta millones de
dólares.
El secreto mejor guardado entre Donald Trump, Mauricio y Franco
Macri es qué sucedió en aquella suite del Sherry Netherlands Hotel en la que
sellaron un acuerdo de negocios y silencio. Mauricio se quedó con un cheque de
150 millones de dólares y la amistad perpetua del magnate de la televisión
norteamericana. Trump, con un negocio inmobiliario en West Manhattan y la promesa
de inversiones en la Argentina.
“Me acuerdo lo que me impactó ese cheque”, recuerda el ahora
Presidente argentino. “Me acuerdo que cuando vi esa cantidad de ceros
pensé: nunca más voy a ver un cheque así en mi vida”. Fue el primer
gran negocio de la Familia
que quedó en manos de Mauricio y el intento de los Macri por hacer pie en la
intrincada Manhattan de los años ochenta. Pero Nueva York, y en particular el
negocio inmobiliario, el de la recolección de residuos y el de los juegos de
azar, estaba dominado en ese momento por las cinco familias de La Cosa Nostra. De la
mano del alcalde Edward “Ed” Koch, Trump llevaba adelante en ese momento proyectos
inmobiliarios y se quedaba con los principales casinos de la ciudad.
Fue Koch, precisamente, uno de los nexos entre Macri y
Trump. Alentado por los millonarios negocios que hacía en la Argentina durante la
dictadura militar y con muchos dólares para sacar del país, los Macri llegaron
a Nueva York para asociarse con Waste Managment Inc y formar Manliba, la empresa
de recolección de residuos con la que se privatizó por primera vez ese servicio
en la ciudad de Buenos Aires durante la intendencia militar del brigadier Orlando Cacciatore.
Waste Managament Inc y SIDECO también
incursionaron como sociedad en el negocio en Brasil, quedándose con ENTERPA AMBIENTIAL SA de Brasil
durante el mismo período en que FLEG TRADING ponía los 9,3 millones de dólares
para adquirir la parte de SOCMA AMERICANA en OWNERS. Waste
Managment Inc. fue investigada por sus vínculos con las cinco familias de La Cosa Nostra,
principalmente los Genovese, y treinta y dos de sus
principales directivos terminaron en prisión.
El encargado de abrir las puertas a los Macri en ese mundo
ítalo neoyorkino fue Giorgio Nocella, un amigo que
llegó de la mano del Avvocato Giovanni Agnelli, uno de los
hombres más poderosos de Italia en los años ochenta. Agnelli, Capo de la Fiat, presentó a Nocella y Macri,
y desde entonces pasaron a formar una Familia en la que compartían cumpleaños,
negocios y sociedades offshore. Varias de esas sociedades son las que han
aparecido recientemente en los Panamá Papers y los Bahamas Leaks que han
publicado diarios de todo el mundo, como “Página 12” y “La Nación” en la Argentina.
Nocella llevó a Sideco y los Macri a Venezuela, para
incursionar en el negocio del petróleo y las autopistas, y allí conocieron a Diego Arría, intendente
entonces de Caracas y hoy ferviente opositor al gobierno de Hugo Chávez, y a Abraham Hirschfeld, un
sofisticado personaje centro de relaciones políticas, empresariales y mafiosas
en los Estados Unidos. Ese grupo de negocios es el que desembarcó en Nueva York
para intentar el sueño americano aliados con Donald Trump.
Alentados por haberse quedado con el negocio de la basura,
Franco envió a Mauricio Macri a instalarse en los Estados Unidos para llevar
adelante su proyecto inmobiliario. Se trataba de un complejo de torres en Penn
Station, una vieja playa de maniobras de ferrocarriles en la zona Noroeste de
Manhattan. Las tierras habían sido adquiridas por Trump y Hirschfeld en un
principio, pero era necesaria una ardua negociación con la política local para
conseguir la rezonificación del lugar y el crédito para financiarlo.
Trump le vendió entonces su parte a los Macri que se
asociaron con Hirschfeld, conocido como “el señor garaje” porque había
adquirido todos los terrenos fiscales y baldíos de Nueva York para convertirlos
en playas de estacionamiento. En el final de la década del 90, Hirschfeld terminó
finalmente en prisión, condenado por haber contratado un sicario para asesinar
a un socio, y desde allí mandó matar también a la jueza que seguía su
causa. Un poco después, fue el primero en proponer a Donald Trump como
candidato a presidente.
Macri llevó como asesor para el emprendimiento a José
Alfredo Martínez de Hoz. Debían armar una ingeniería financiera
que permitiera obtener un préstamo del Chase Manhattan. Al mismo
tiempo, trataban de convencer a la opinión pública progresista de la ciudad
para que no se opusiera a la construcción de torres y para despegarse de la
imagen del grupo argentino cercano a los militares que se había instalado en la
prensa del lugar como el Village Voice, que publicaba permanentemente
artículos en contra de la incursión macrista.
Un personaje inesperado se sumó al grupo: de la mano de José López Rega y su vínculo
con Licio Gelli, el ex
secretario de Vivienda de Isabel Perón, Juan Carlos Basile, comenzó a
oficiar de nexo con los sindicatos de la construcción y las Familias. “Mauricio
me llamó a Buenos Aires, nos encontramos en el edifico Catalinas y le dije:
ustedes creen que porque conocen las Familias italianas tienen todo cerrado.
Pero Nueva York es distinto, son cinco grupos y tienen repartidos los
negocios”.
Con la ayuda del alcalde Koch y muchos millones distribuidos
en prensa, propaganda, sindicatos y concejales, el proyecto finalmente fue
aprobado. Pero el Chase Manhattan, que tenía que otorgar el crédito para la
financiación, exigió que se sumara un “emprendedor reconocido” y allí volvió
Trump a escena. Fueron meses de negociaciones en los que Mauricio terminó haciéndose
íntimo amigo.
“Yo creo que me ayudó
en esa negociación la audacia de mis veintipico. Trump era loco, caprichoso, y
yo llegaba tarde a las reuniones, se las cambiaba de horario. No, Donald,
salgamos con chicas esta noche y mañana reunámonos a la tarde…”, cuenta
Mauricio. Trump vino varias veces a Buenos Aires, donde se alojaba en la quinta Los Abrojos de los Macri en Malvinas Argentinas y
en Terrazas de Manantiales. También
recorrió Misiones, donde años más tarde lograría de la mano del actual
embajador en España, Ramón Puerta, quedarse con la privatización del primer
Casino privado de la
Argentina.
En algún momento, la negociación fracasó. Trump no se sumó
al proyecto sino que volvió a comprar la parte de Macri con ese cheque en esa
reunión. Franco siempre creyó que había un
acuerdo entre Mauricio y Trump para que ellos llevaran adelante todo el trabajo y la inversión
para conseguir la aprobación del proyecto y la rezonificación y devolvérselo al
ahora candidato republicano.
Junto a la publicación de The Washington Post también un
libro en Buenos Aires vuelve sobre la oscura relación de Trump con Mauricio
Macri. A veinte años de su secuestro, Natasha Niebieskikwiat sostiene que
Franco Macri estaba convencido que era una venganza de Trump. Tanto que así se
lo dijo al entonces embajador de Estados Unidos en la Argentina, Terence Todman, que le
sugirió que contratara a un investigador ligado a la CIA, Mike Akerman. El ex
“topo” de la Central
de inteligencia americana es desde entonces el hombre encargado del espionaje y
la seguridad de Socma, y estuvo implicado en la causa de las escuchas ilegales
cuando Mauricio Macri era jefe de gobierno.”
Gabriela
Cerruti, Rodrigo Lloret, Laura Cortés y Juan Cruz Sanz dan cuenta inequívoca
acerca de los estrechos vínculos entre estos oscuros personajes, empresarios
millonarios, norteamericano uno y argentino el otro, volcados a la política,
asumiendo proyectos marcadamente antipopulares .